Creo que la última vez que tuve el placer de conversar con él fue en un aeropuerto, donde si no, volviendo de la Final Four de Praga. Mayor pero incansable, discreto pero estelar, callado pero contundente apareció caminando lento pero con rumbo firme y constante. Nos sentamos juntos en la sala de embarque a esperar el vuelo de regreso a Barcelona y con esa elegancia habitual se interesó por mi trabajo, por conocidos comunes y tuvo a bien explicarme una de sus miles de anécdotas en sus ya incontables viajes. “Cómo ha cambiado Praga desde que estuve la primera vez con la Selección hace ya….” y me miró con esa expresión relajada y dejando escapar una medio sonrisa mientras su mente funcionaba eficazmente calculando con exactitud los años de aquella cita con maravillosa capital checa. Eran muchos, muchísimos.
Tenía Don Ernesto una virtud que siempre se la he atribuido a los mejores. Conseguía hacerte sentir a gusto conversando a su lado y además te escuchaba con atención como si tu historia, insignificante comparada con la suya, también tuviera su espacio de interés en esa vida impregnada de experiencia, de sabiduría. Recuerdo que tuve la sensación de que estaba junto a una de esas personas fundamentales en la historia de nuestro deporte y por lo tanto de la mía propia y de tantos que como yo nos hemos beneficiado de esa inercia positiva. De cuánto agradecimiento sentía por los esfuerzos realizados por él y otros de su generación por tirar adelante un baloncesto que décadas atrás tenía mucha menos repercusión que ahora y cuyas satisfacciones las otorgaba fundamentalmente en la intimidad.
Cuando hoy he recibido el SMS de Jordi Román se me ha puesto la piel de gallina porque aunque por edad ese destino era inevitable la noticia tiene un componente de simbolismo añadido. El último viaje ha sabido esperar al mayor éxito de nuestro baloncesto. Hasta el destino ha sido respetuoso con Don Ernesto. Mis más sinceros respetos a su figura y a su familia.
sábado, 30 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario