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viernes, 24 de septiembre de 2010

APTOS para entrenar a máximo nivel

Llegaron las notas definitivas y con ellas las diferentes sensaciones de satisfacción o decepción propias del momento. Los alumnos ya han recibido el resultado del Curso de Entrenador Superior y desde aquí recordamos que el verdadero examen de entrenador empieza ahora, en algunos casos ya empezó hace tiempo, y no termina nunca…


Cualquiera que haya pasado por esta experiencia sabe la sensación de satisfacción que representa verse en la lista de APTOS. Es tan duro e intenso el Curso Superior que la “victoria final” sabe todavía mejor. Es como ganar una competición en la que has tenido que pasar por momentos muy complicados, por situaciones desagradables combinadas con alegrías. El deporte suele alternar estados de ánimo y el Curso Superior, en su fase presencial, no escapa a esa amalgama de sensaciones.

En Donosti se vivieron momentos de enfado, de incluso indignación por lo que podía considerarse alguna injusticia pero inmediatamente llegaba la alegría de la mano del baloncesto, del aprendizaje, de la convivencia con compañeros y compañeras que hacían más llevadero el viaje hacia el "título". Como sucede con todos los entrenadores hubo quien llevó mejor que otros la presión e incluso hubo quien durante el “campeonato” pasó del desespero a la ilusión y acabó disfrutando de una experiencia sin duda inolvidable.

Pero de lo que estoy absolutamente convencido porque así lo viví personalmente y así he visto vivirlo en otros cursos es que todos y todas sin excepción tienen hoy un recuerdo intenso y emocionante de los días vividos en Donosti. Todos se sienten beneficiados por algo – en algunos casos más en otros menos – de lo que sucedió durante el Curso Superior. Todos y todas se sienten orgullosos de haber pasado por esa inmersión de baloncesto.

Ahí está la nueva promoción de Entrenadores Superiores lo cual no significa que sean ya buenos entrenadores porque es la experiencia, la suma de vivencias, el aprendizaje continuo el que consigue hacer crecer a los entrenadores. Pero ese título sí da por una parte la posibilidad objetiva de entrenar a máximo nivel y por otro eleva la autoestima de saber que has conseguido superar una dura prueba que además te acompañará en la memoria toda tu vida de entrenador. ¡Felicidades a todos!


http://www.clubdelentrenador.com/

viernes, 17 de septiembre de 2010

La Adecco Oro ya empieza a latir

Cada día dedico un rato para hablar con algunos de los entrenadores implicados en la Adecco Oro y pulso las sensaciones que tienen ante la nueva temporada. Por cierto, vaya lujazo de técnicos que reúne nuevamente la competición con nombres propios como Ricard Casas, Aranzana, Paco García, Luis Guil, Andreu Casadevall, Moncho Fernández, Nacho Lezcano, Jareño, Ángel Navarro… todos los mencionados con experiencia en lo mas alto del baloncesto profesional español y a ellos uniéndose otros tantos conocedores de las categorías FEB como Javi Juárez, Alejandro Martínez, Carlos Frade, Paco Aurioles, Gonzalo García, Rubén Domínguez, Javier de Grado, Raventós o el debutante Berni Álvarez que cambia la pista por el banquillo y se lanza a la aventura de ser entrenador… Es decir, dieciocho entrenadores nacionales que dispondrán del privilegio de poder desarrollar su profesión en una liga que – por opinión unánime – se confirma como una de las mejores de Europa.

Por eso cuando hablo con ellos en estas fechas donde el esfuerzo de esta larguísima pretemporada se compensa con la suma de ilusiones de futuro, percibo de todos ellos la satisfacción y la tranquilidad – por ahora - de estar ahí, de ser uno de los elegidos para formar parte de esa plantilla de entrenadores de elite que cuentan con la Adecco Oro como una competición de máximo nivel donde poder realizarse plenamente al convertir su pasión en profesión. Nadie es ajeno a una coyuntura económica que condiciona todos los aspectos de la sociedad y por supuesto el deporte también pero a pesar de ello la Adecco Oro vuelve a presentar ese aspecto atractivo, apasionante hasta el punto de empezar a movilizar ya aficiones – me cuentan que 3.000 abonados en Santiago - que entienden la experiencia Adecco como la oportunidad de estar en el baloncesto de elite y además hacerlo desde la coherencia, desde las posibilidades reales.

Estamos en la cuenta atrás y en apenas unos días ya estaremos atentos a cada jornada donde como decía Moncho Fernández no habrá sorpresas porque en la Adecco Oro los resultados imprevistos son demasiado habituales como para calificarlos de sorpresa. Estaremos atentos a la apuesta de Huesca y su entrenador Ángel Navarro por un baloncesto ofensivo extraordinario. Atentos a la adaptación de los nuevos equipos a las distancias en triples y al beneficio de los que ya vivieron con esa línea la pasada temporada. Atentos a la capacidad de Luis Guil y su equipo para hacer realidad el sueño murciano o la de Casas y compañía en Girona para seguir disfrutando del baloncesto. Veremos cómo se desenvuelve Berni Álvarez en un banquillo reprimiéndose de salir a tirar triples o la eficacia de Aranzana con un Cáceres diseñado para estar entre los mejores… Muchos focos de atención desde Canarias o Melilla donde Alejando Martínez – en la fusión de Tenerife - , Carlos Frade – desde La Palma - y Gonzalo García – poniendo buena cara al mal tiempo por la sucesión de lesiones - quieren cumplir el objetivo en el que se quedaron a las puertas la pasada temporada hasta Santiago donde el “Obra” de Moncho Fernández tiene la difícil misión de hacer valer los pronósticos. Galicia sí, con Ourense y Lugo ilusionando como siempre de la mano de Paco García y Rubén Domínguez, como Burgos, como Palencia, como León, como Navarra que ingresa por vez primera en Oro al igual que lo hace Alcazar. Veremos como se comporta Lleida en su regreso a la competición y si en Axarquía siguen desafiando con la juventud como aliada. Durante las próximas semanas iremos abordando una la competición desde todos los puntos de vista deportivos, una Adecco Oro que ya late y ya da muestra de esas sensaciones ilusionantes que empiezan a contagiarse entre aficionados, jugadores, entrenadores, directivos, prensa local… ¡Que empiece ya!

lunes, 13 de septiembre de 2010

Pasado, presente y futuro

Tiempo de reflexión, de análisis, de contraste de opiniones. Me consta que la Federación siempre lo hace, siempre lo ha hecho, tras cada campeonato, tanto en el éxito como en la decepción, tanto en lo referente a las selecciones absolutas como en las de formación. Es un sano ejercicio de revisión de actuaciones, de evaluación de rendimientos individuales y colectivos que permiten construir el futuro con una importante base de información desde la que incidir en aspectos positivos y mejorar los negativos.

Pasado impecable que nos ha acostumbrado al triunfo y futuro ilusionante que nos debe mantener mucho tiempo en esa élite internacional cada año más cara. Hay motivos para contemplar el horizonte con el convencimiento de que el ciclo no sólo no ha acabado todavía sino que se va renovando progresivamente consiguiendo incorporar a la Selección jugadores jóvenes con recorrido. Muchas de las estrellas de la generación del 80 tienen capacidad para seguir ilusionando pasados los treinta y así los Pau Gasol, Navarro, Calderón o Felipe dan la sensación de tener todavía grandes años de baloncesto al máximo nivel por delante, al menos un ciclo de cuatro años culminando en el 2014, Mundial en España. Garbajosa y Raül también aunque más castigados por lesiones graves y Mumbrú algo distanciado de la competición más exigente. No es una cuestión de cuántos años tendrán entonces sino de cómo están ahora y de cómo irán estando los próximos veranos. Pero los mencionados, especialmente los cuatro primeros, parecen jugadores que con los años incuso ahora van siendo cada vez un poco mejores. A ellos se van uniendo jugadores de altísimo nivel como Rudy, Ricky, Marc, Vázquez – una de las mejores noticias del Mundial -, Llull, San Emeterio, Claver… estos sí en continua e indiscutible evolución que seguro serán mejores a medida que pasen los años. A todos estos nombres propios existen algunos más de presente y otros jóvenes que van apareciendo desde las categorías de formación.

España tiene, competitivamente con el resto de países, grandes jugadores en varias de las posiciones claves en el baloncesto actual y de siempre como son la de bases, escoltas y pivots. Puede que la posición de ala-pivot, de “Carlos Jiménez” para entendernos, sea la que todavía debe acabar de definirse en la necesidad de hacer una clara apuesta por jugadores de presente y futuro. Carlos Suárez, ahora en el Real Madrid, debe dar el salto de buen a gran jugador, al igual que Claver, un jugador con capacidad atlética y técnica como para convertirse en versátil o incluso otro nombre propio como Pere Tomás de una factoría verdinegra que no deja ni dejará de producir talentos.

Lo que si es un hecho constatable es que la competencia internacional cada vez es más grande y por lo tanto los pequeños detalles se convierten en trascendentales a la hora de luchar por las medallas. Cualquiera de los ocho mejores del Mundial podía haber sido finalista en una tendencia que cada año será más habitual. Las diferencias se reducen hasta el punto de que, con la excepción de Estados Unidos que puede formar dos o tres selecciones de máximo nivel, el resto tiene que medir muchísimo todas sus decisiones. Pero ojo, España sigue teniendo potencialmente un equipo de alto nivel para afrontar la próxima cita con tanta ambición como el que más.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Una Selección de interés nacional

“Todos somos los mejores entrenadores de los equipos que no entrenamos”

Si algo envidia el baloncesto del fútbol es la repercusión mediática. De fútbol se habla antes y después de unos partidos que duran días, a veces incluso semanas. Todo el mundo se siente seleccionador, entrenador de su club y cualquiera que escriba o hable se siente capaz de cuestionar el cómo, el porqué y el cuándo de todas y cada una de las decisiones de los entrenadores. España, seguramente como la mayoría de países, está repleta de potenciales entrenadores de fútbol y esa es la grandeza de un deporte del que “todo el mundo entiende” y que por ello acapara la atención eclipsando al resto.

El baloncesto sólo consigue parecerse al fútbol en este aspecto cuando juega la Selección. Durante la temporada pasan las diferentes competiciones casi de puntillas dentro del escenario mediático nacional destacando puntualmente las actuaciones individuales de nuestros jugadores en la NBA, la anotación de alguna estrella de la ACB o de la Adecco Oro y, si llega algún equipo español a la Final Four, el interés por si la gana. Pero amigos, en verano, todas las miradas se dirigen a la selección de baloncesto que es capaz incluso de eclipsar durante unos días – hablo en términos generales – a Mourinhos y Guardiolas.

Tras la derrota ante Serbia leo la prensa, escucho radios, me tomo un café en el bar y compruebo como de pronto todo el mundo hace de seleccionador y opina sobre las decisiones finales de Scariolo – lo lleva el cargo - y me felicito que eso suceda. Ese es el éxito de una selección que lleva años enganchando a la gente que no siempre es del baloncesto pero sí es del baloncesto de la Selección. Algunos puristas lamentan que “todos” se suban al carro mediático de manera oportunista – en lo positivo y en lo negativo - y sin embargo los que llevamos años intentando conseguir más atención nos felicitamos que así sea.

Cuando todo el mundo habla de algo es porque interesa, porque hace sentir, porque ilusiona tanto que, en consecuencia, decepciona aún más en la derrota. Nos acostumbramos – nos acostumbraron - a ganar de manera repetida, insistente, insólita en un escenario deportivo de igualdad y alternancia de éxitos. Ahora toca saber convivir con la derrota, con la tristeza, con las opiniones de todos y la mejor manera de conseguirlo sería, seguramente, finalizando el Mundial ganando. Volviendo a casa con el orgullo de haber competido al máximo en todos y cada uno de los partidos y mostrando tanta humildad para luchar por el oro como ambición para conseguir acabar bien. Porque el proyecto sigue siendo tan ilusionante como siempre aunque obviamente todos vayamos a sentir un pequeño – gran vacío este fin de semana. Por delante tenemos unas citas suficientemente estimulantes como para mirar al futuro con la motivación intacta.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Serbia nos aparta de las medallas

Un triple desde nueve metros de Teodosic nos condenó a una cruel derrota. España no podrá revalidar el título de Campeón del Mundo y tras cuatro años consecutivos consiguiendo medallas esta vez volverá a casa sin metal. La Selección luchará por el quinto puesto.


Restaban 26 segundos para el final y Serbia atacó con empate a 89 tras un partido impresionante, extraordinario. España había vivido a remolque en el marcador teniendo como principal virtud la resistencia a un descomunal acierto ofensivo del rival. Pero cuando se acababa la posesión Teodisic, un gran jugador, anotó desde nueve metros una canasta descomunal que nos apartaba definitivamente de las medallas. Fue un partido durísimo frente a una Serbia que vuelve a ser una selección de altísimo nivel. España jugó al límite pero no encontró soluciones ni en ataque ni en defensa

Los problemas aparecieron desde el primer momento con una Serbia extraordinaria en ataque, anotando todo lo que tiraba, ya fuera desde 6,25 o desde dentro de la pintura. La defensa española era insuficiente, era una manta corta en la que cuando se tapaba una parte del ataque rival, la amenaza llegaba desde la otra. Serbia demostraba su talento natural, su facilidad para crear juego tanto en las situaciones de dos contra dos como en las finalizaciones. El contrario no perdonaba un sólo tiro liberado y entre Bjelica y Velickovic conseguían que el luminoso señalara un alarmante para España 23-13. Y ahí surgió el capitán sacando los galones. Navarro se echó el equipo a la espalda ante el desacierto de sus compañeros y con una serie de canastas – 13 puntos en el primero cuarto – evitó males mayores. El 27-23 del marcador evidenciaba los problemas defensivos de una Selección incapaz en ese primer cuarto de frenar el eficaz ataque Serbio.

En el segundo cuarto y ya con todos los titulares de ambos equipos descansando en el banquillo el partido cambió, durante algunos minutos, de guión. Las defensas empezaban a imponerse aunque la causa principal cabría encontrarla también en las características ofensivas de los jugadores en pista. La defensa zonal Serbia invitaba a tirar colapsando el juego interior español y en ese escenario Fran Vázquez mostraba su capacidad de intimidación taponando y reboteando con solvencia mientras Llull dotaba de mayor intensidad a la primera línea defensiva. Con 37-30 en el marcador Scariolo devolvía a la pista a los jugadores que habían salido de inicio aunque esta vez los serbios ya esperaban a Navarro para impedirle de todas las formas posibles que recuperase la inspiración. Krstic cerca del aro y Teodosic en el perímetro dañaban la defensa española que seguía sin poder cerrar las vías de agua encajando 49 puntos – muchos, demasiados para aspirar a victoria – en los primeros veinte minutos. 49-41, prácticamente los veinte minutos por debajo en el marcador y por lo tanto con el reto del “más difícil todavía”.

Paciencia e intensidad debían conjugarse, teóricamente, para la remontada y sin embargo en apenas dos minutos un parcial de 0-10 situó a España por delante en el marcador (49-50) consiguiendo dar un giro radical al partido. Rudy aparecía por fin en esa labor en la que se multiplica en todas las facetas del juego. La defensa de la Selección se intensificaba y los serbios ya no vivían con la inspiración de la primera parte. El partido entraba en una fase tensa, de un juego mucho más denso, más duro. En juego estaba nada menos que entrar en las medallas. El marcador ahora ya se alternaba con ventajas mínimas a favor de unos y otros llegando así al final del tercer cuarto con incertidumbre, con dramatismo porque a España le faltaba acierto en los triples para conseguir voltear definitivamente el partido. 66-63 para Serbia y el último cuarto por jugar.

Una defensa zonal consiguió por momento frenar la racha serbia. Los problemas aumentaban en la medida que el rival seguía inspirado en ataque solucionando con triples atasco en el juego interior y por el contrario España no conseguía inspiración necesaria para conseguir situarse por delante. España resistía por detrás en el marcador, teniendo como principal virtud esa constancia en el esfuerzo, ese creer que era posible, sin bajar los brazos pese a ver como Serbia se distancia ocho puntos. 1,38 para el final Serbia ganaba por cinco puntos y un triplazo de Navarro devolvía la esperanza – 89-87 a menos de un minuto para el final-. España recuperaba el balón y Navarro asistía a Marc Gasol para el empate a 89. 26 segundos para el final, balón de Serbia, máxima expectación tras un partido maravilloso, impresionante. Teodisic anotaba un triple asesino desde nueve metros que nos condenaba.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Identidad ganadora

España vuela de nuevo hacia el éxito, hacia el éxtasis. Frente a Grecia se enfundaron el uniforme de las grandes ocasiones, ese que viste por partes iguales elegancia y esfuerzo, ese que los convierte en invencibles en el momento clave, en la hora de la verdad. Sí, España ganó a Grecia (80-72) y se clasificó para cuartos de final en una nueva demostración que, en la hora de los valientes, nuestra selección nunca falla.

Fue una victoria trabajada, sufrida, buscada tanto desde el esfuerzo como desde el ingenio. La intensidad, la calidad, la estrategia triunfaron esa noche en Estambul en una fusión de baloncesto de actor y de autor, en una demostración de que cuando llegan los momentos claves, en los últimos años, nuestras estrellas no se esconden, aparecen con más brillo, con más carácter. La afición volvió a disfrutar con esa selección que mostró la identidad ganadora con la que lleva conviviendo desde hace muchos campeonatos. España, tras la victoria, vuela de nuevo hacia el éxito.

Dos bombitas de Navarro, un par de tapones de Marc, aparición sobria y efectiva de Garbajosa y primeras ventajas en un marcador que reflejaba la superioridad española sobre la pista. Porque sólo cierta fragilidad defensiva concediendo penetraciones demasiado cómodas provocaban igualdad en el marcador rota cuando irrumpieron en el parquet la llamada “segunda unidad”. Mumbrú, Llull y Raül distanciaban a España con un triple cada uno de ellos, Felipe aparecía cerrando el primer cuarto 22-19 y de pronto Fran Vázquez volaba por encima de todos capturando rebotes en los dos aros y anotando un par de canastas propias de un crack. Sí, la segunda unidad – que en realidad es un término poco apropiado - no sólo hacía su trabajo sino que se esmeraba hasta el punto de distanciar a la Selección 28-21. Scariolo ordenaba un oportuno e inteligente cambio a defensa zonal sobre tiempo muerto del rival y por momentos provocaba un atasco ofensivo de una Grecia que se veía metida en una trampa de la cual supieron salir por la calidad y experiencia de dos tipos curtidos en el baloncesto de alto nivel como Spanoulis y Diamantidis. Ya con el quinteto inicial de nuevo en pista momentos ilusionantes de una España que se distanciaba 37-29 con navarro liderando, con Marc mandando y todo ello en espera de que Rudy mostrara su talento. Lástima de unos últimos tiros liberados y dos tiros libres de Garbajosa que dejaron el marcador en 37-31 al descanso que era poca diferencia para la impresión causada por nuestra selección. Porque la imagen había sido la de un equipo sólido, consistente, equilibrado en su juego.

Tras el descanso un parcial de 0-7 puso a Grecia por delante disparando las señales de alarma en una selección que entraba en Navarro y Rudy soluciones para cortar la hemorragia y a Diamantidis – dos triples consecutivos – en su mayor amenaza. España, con 45-51 vivía una situación límite pero reaccionaba con las rotaciones y con nuevamente una defensa zonal que volvía a dejar sin ideas al rival. Al final del tercer cuarto 52-51 y por lo tanto máximo dramatismo en un partido que, como era de esperar, se resolvería en el desenlace. Unos octavos de final que aumentaban su nivel de emoción, de tensión. Vázquez y Llull dotaban al equipo de esa explosividad necesaria para jugar a toda pista, para romper ese ritmo constante que beneficiaba a Grecia. Scariolo mantenía una defensa zonal que se acoplaba cada vez mejor al ataque griego mientras poco a poco iba recomponiendo el quinteto inicial devolviendo a la pista progresivamente a Ricky, Rudy y Navarro. 61-57, 65-57 a cuatro minutos del final… los cuarto más cerca.

En esos minutos finales Rudy y Navarro se convertían en los dueños del partido, ejercían de estrella, de jugadores que llevan años jugando finales, partidos decisivos y junto a ellos una serie de jugadores fabulosos capaces de superarse a ellos mismos y aparecen imperiales en los momentos decisivos. Sólo los tiros libres fallados en los últimos minutos impidieron una victoria más cómoda. Daba igual, el destino estaba escrito. España jugará en cuartos contra Serbia.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Identidad ganadora

España vuela de nuevo hacia el éxito, hacia el éxtasis. Frente a Grecia se enfundaron el uniforme de las grandes ocasiones, ese que viste por partes iguales elegancia y esfuerzo, ese que los convierte en invencibles en el momento clave, en la hora de la verdad. Sí, España ganó a Grecia (80-72) y se clasificó para cuartos de final en una nueva demostración que, en la hora de los valientes, nuestra selección nunca falla.

Fue una victoria trabajada, sufrida, buscada tanto desde el esfuerzo como desde el ingenio. La intensidad, la calidad, la estrategia triunfaron esa noche en Estambul en una fusión de baloncesto de actor y de autor, en una demostración de que cuando llegan los momentos claves, en los últimos años, nuestras estrellas no se esconden, aparecen con más brillo, con más carácter. La afición volvió a disfrutar con esa selección que mostró la identidad ganadora con la que lleva conviviendo desde hace muchos campeonatos. España, tras la victoria, vuela de nuevo hacia el éxito.

Dos bombitas de Navarro, un par de tapones de Marc, aparición sobria y efectiva de Garbajosa y primeras ventajas en un marcador que reflejaba la superioridad española sobre la pista. Porque sólo cierta fragilidad defensiva concediendo penetraciones demasiado cómodas provocaban igualdad en el marcador rota cuando irrumpieron en el parquet la llamada “segunda unidad”. Mumbrú, Llull y Raül distanciaban a España con un triple cada uno de ellos, Felipe aparecía cerrando el primer cuarto 22-19 y de pronto Fran Vázquez volaba por encima de todos capturando rebotes en los dos aros y anotando un par de canastas propias de un crack. Sí, la segunda unidad – que en realidad es un término poco apropiado - no sólo hacía su trabajo sino que se esmeraba hasta el punto de distanciar a la Selección 28-21. Scariolo ordenaba un oportuno e inteligente cambio a defensa zonal sobre tiempo muerto del rival y por momentos provocaba un atasco ofensivo de una Grecia que se veía metida en una trampa de la cual supieron salir por la calidad y experiencia de dos tipos curtidos en el baloncesto de alto nivel como Spanoulis y Diamantidis. Ya con el quinteto inicial de nuevo en pista momentos ilusionantes de una España que se distanciaba 37-29 con navarro liderando, con Marc mandando y todo ello en espera de que Rudy mostrara su talento. Lástima de unos últimos tiros liberados y dos tiros libres de Garbajosa que dejaron el marcador en 37-31 al descanso que era poca diferencia para la impresión causada por nuestra selección. Porque la imagen había sido la de un equipo sólido, consistente, equilibrado en su juego.

Tras el descanso un parcial de 0-7 puso a Grecia por delante disparando las señales de alarma en una selección que entraba en Navarro y Rudy soluciones para cortar la hemorragia y a Diamantidis – dos triples consecutivos – en su mayor amenaza. España, con 45-51 vivía una situación límite pero reaccionaba con las rotaciones y con nuevamente una defensa zonal que volvía a dejar sin ideas al rival. Al final del tercer cuarto 52-51 y por lo tanto máximo dramatismo en un partido que, como era de esperar, se resolvería en el desenlace. Unos octavos de final que aumentaban su nivel de emoción, de tensión. Vázquez y Llull dotaban al equipo de esa explosividad necesaria para jugar a toda pista, para romper ese ritmo constante que beneficiaba a Grecia. Scariolo mantenía una defensa zonal que se acoplaba cada vez mejor al ataque griego mientras poco a poco iba recomponiendo el quinteto inicial devolviendo a la pista progresivamente a Ricky, Rudy y Navarro. 61-57, 65-57 a cuatro minutos del final… los cuarto más cerca.

En esos minutos finales Rudy y Navarro se convertían en los dueños del partido, ejercían de estrella, de jugadores que llevan años jugando finales, partidos decisivos y junto a ellos una serie de jugadores fabulosos capaces de superarse a ellos mismos y aparecen imperiales en los momentos decisivos. Sólo los tiros libres fallados en los últimos minutos impidieron una victoria más cómoda. Daba igual, el destino estaba escrito. España jugará en cuartos contra Serbia.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La hora de los valientes

Llega el momento clave de la competición, “la hora de los valientes”, los partidos en los que las diferencias las marcan los jugadores, las estrellas. Los entrenadores – los hay de altísimo nivel – y sus respectivos equipos técnicos trabajan a destajo para descifrar hasta el último detalle individual y colectivo del rival. Me consta que en la selección española ese trabajo alcanza la excelencia – Scariolo cuenta con ayudantes de lujo como Chus Mateo, Jenaro Díaz y Juan Orenga – y que el conocimiento de todas las habilidades del futuro adversario es extraordinario. Esas herramientas servirán de inestimable ayuda para afrontar el cruce con Grecia – ya lo fue en la final del Mundial de Japón, por cierto sin Pau – porque todo jugador se siente mucho más seguro sabiendo el cómo y el porqué de la actuación del adversario. Pero insisto, por encima de un aspecto clave en el baloncesto de alto nivel como es el de la táctica, debe aparecer el verdadero protagonista de este y cualquier deporte: el jugador.

Y si la Selección es la Selección, es decir, si cada uno de los jugadores que están sobre el parquet se parece a ellos mismos, triunfará. Porque si analizamos uno por uno a nuestros internacionales veremos que suman un montón de cualidades que los han consagrado como estrellas internacionales tanto individualmente como en sus respectivos clubes. Eso sí, por lo visto hasta ahora y también en anteriores campeonatos, esas virtudes de nuestros jugadores son verdaderamente diferenciales en un juego abierto, en un baloncesto “a toda la pista”, donde la velocidad de jugadores como Ricky, Raül, Llull o Rudy consigue liberar a “finalizadores” como Navarro o Mumbrú. Porque si analizamos el rendimiento español veremos que nuestros pivots son realmente peligrosos corriendo mucho más rápido de que sus rivales por la calle central y hundiendo la defensa para permitir así el lucimiento de otro extraordinario “finalizador” como Garbajosa. Defender y correr ha sido y es una de las características que siempre ha identificado nuestro baloncesto y con el aumento del talento esas virtudes se han convertido en incontestables.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ganar antes de ganar, perder antes de perder

Muchos años de baloncesto me han servido para aprender seguramente poco pero al menos algo, lo suficiente; sólo existe la ley de la pista y lo demás son teorías muy analíticas, muy interesantes pero poco relacionadas con la realidad. El baloncesto, y mucho más el baloncesto actual, donde las diferencias de nivel entre unos y otros jugadores de élite son mínimas, no entiende de previsiones teóricas. Hay pocos jugadores diferenciales, en este mundial poquísimos, por lo que son las dinámicas de grupo, los estados de forma, las situaciones puntuales de cada presente, las que acaban por condicionar el resultado final de muchos partidos.

Tendemos a vaticinar lo que sucederá y caemos repetidamente en errores de cálculo. “Que si el Barcelona ganará 3-0 al Caja Laboral en la final ACB… Que si la Final Four está reservada para los dos españoles, Barça y Real Madrid y los dos griegos, Olimpiakos y Panathinaikos… Que si los americanos ganarán el Mundial…" Es divertido jugar a pitoniso siempre que se haga desde la broma porque hacerlo desde un teórico análisis serio puede llevarte al ridículo, puede definirte como poco conocedor de lo que sucede en el baloncesto de alto nivel. Porque ni Alemania tenía que ganar a Serbia, ni en consecuencia Australia a Alemania, ni Francia o Lituania a España. Porque bajo esos razonamientos Estados Unidos nunca debía haber estado a un pelo de perder con Brasil y sin embargo todos esos resultados no sólo son posibles, incluso son hasta probables. Ahí están, ¿no?

Tendemos a ganar antes de ganar e incluso perder antes de perder. Cometemos ese error antes de jugar e incluso durante el mismo partido – cuando ya se suele dar por ganado o perdido prematuramente - y el baloncesto nos enseña una y otra vez que sólo se tiene opción de ganar cualquier partido de un nivel equilibrado si se es capaz de “bajar el culo” los cuarenta minutos y todos y cada uno de los jugadores están mentalmente metidos desde el salto inicial hasta el último momento, entren o salgan de la pista, con rotaciones o sin ellas. Y todas esas exigencias son claves especialmente para la selección española porque cualquier rival que tenga delante sale hipermotivado por estar ante los campeones del Mundo, Plata Olímpica y campeones de Europa. A España todos los rivales tienen un especial deseo de ganarles y poca obligación, por lo tanto menos presión, para hacerlo.

Dicho todo eso y en el hipotético escenario de quedar terceros, las dificultades en los cruces serán las que toquen y nada previamente estará perdido de antemano de la misma manera que, habiendo quedado primeros, tampoco hubiese estado ganado. Porque si intentamos aprender de las experiencias vividas anteriormente sabremos que eso de los cruces suele convertirse en una incierta final donde si se compite bien se tiene siempre opción de victoria, sea el rival que sea, incluso Estados Unidos y, si por el contrario, se afronta desde una errónea mentalidad, se puede perder incluso frente a China.