(Hemos ganado a Lituania y somos finalistas olímpicos)
Sí, sí, ya sé que Pau es Pau y que Rudy tiene un nivelazo, no soy ciego. Ya sé que Ricky es la leche y que yo que sé si hubiéramos tenido más en forma a Navarro y Garbajosa. Pero una vez finalizado ese partido ante Lituania y sobrecogido por haber revivido una sensación que me convierte en veinticuatro años más joven me vienen a la mente una y otra vez las acciones de Felipe Reyes y Carlitos Jiménez. Me acuerdo de “Chinche” del Río, algunos ya saben a quien me refiero, que fue quien me dijo hace treinta años, siendo mi entrenador, que en el baloncesto eran más importantes a veces los gramos que los centímetros. Una manera fina de valorar más la testosterona que la altura.
Ah! Chinche, como te hubiera gustado vivir estas sensaciones y como hubieras valorado esos rebotes de Carlos Jiménez, arriba de todo, de puntillas, estirando el cuello al límite, acudiendo al tiro con las manos por encima de los hombros como reza la escuela de Estudiantes. Como hubieras disfrutado con Felipe Reyes fajándose con los enormes pivots rivales y encontrando en el coraje lo que la naturaleza le beneficiaba al adversario. Y es ese plus de deseo, de “gramos” que diría Chinche, el que nos ha permitido competir para que a partir de ahí, la calidad, la estrategia marcaran diferencias.
“Chinche” no lo vio – o quizás sí, quien sabe – y tampoco pudieron disfrutar de ese momento las víctimas del terrible accidente de Barajas, ni sus familiares ni amigos. Y seguramente, toda la familia del baloncesto y del deporte tuvimos una extraña sensación de que en un momento tan especial la felicidad no afloraba de manera espontánea. No sé porqué, bueno claro que lo sé, en un momento tan feliz me vienen a la mente todos aquellos que les hubiera encantado estar y lamentablemente no están.
viernes, 22 de agosto de 2008
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