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martes, 16 de junio de 2009

El círculo virtuoso de nuestro baloncesto



Lo que hoy aparece en las portadas de todos los medios el paso de los años lo convertirá en leyenda. Uno de los nuestros es campeón de la NBA… SIENDO JUGADOR DETERMINANTE. Pau Gasol ha llegado a lo más alto dentro del baloncesto, a ese espacio reservado a los mitos, a los nombres propios que pasan de generación en generación.

Creo en el contagio de sensaciones. Empiezo a tener suficiente experiencia para saber que más allá de cuestiones tangibles existen otras que van relacionadas con la transmisión de vibraciones, de estados de ánimo. Que el pesimismo se contagia de la misma manera que la ilusión es una herramienta imprescindible para afrontar cualquier objetivo.

En la última década todo parece irle de cara a nuestro baloncesto. Una especie de círculo virtuoso que provoca que desde todos escenarios lleguen buenas noticias. No es por casualidad. Existe un trabajo silencioso y constante en la formación de entrenadores, de preparadores físicos. Existe un estudio permanente en la mejora de métodos de trabajo, de reciclaje, de previsión de tendencias. Y ello provoca mejora de resultados y esos resultados exitosos provocan a su vez un contagio en las generaciones siguientes, una motivación extra en los nuevos jugadores y jugadoras, en los nuevos entrenadores, en los nuevos y especializados preparadores físicos o fisioterapeutas.

El éxito de Gasol llega a la vez que en el europeo de Letonia la selección española femenina está firmando un baloncesto extraordinario, exquisito. Está ofreciendo un clinic diario para todos aquellos entrenadores y jugadores y jugadoras que quieran o les apetezca entender lo que representa las nuevas tendencias de juego. Una propuesta maravillosa que se convierte en un sello de identidad que caracterizará a todas las selecciones, masculinas, femeninas y de formación.

España ha ganado las mejores medallas de su historia en la última década, ha consagrado estrellas individuales en lo más alto, ha convertido el baloncesto femenino en un referente internacional, ha ganado la carrera por organizar un Mundial… Nuestro baloncesto no deja de producir buenas noticias, buenas vibraciones y ese círculo virtuoso debe servir para insistir en la mejora de la formación de los más jóvenes, del trabajo anónimo, de la transmisión de ilusiones y… método.

viernes, 12 de junio de 2009

Incidencia de las nuevas reglas

Empecemos a prepararnos para unos cambios que se vivirán en la Adecco Oro la próxima temporada y en el resto de competiciones a partir de la 2010-11. Quiere ello decir que no sería malo empezar a trabajar con los más jóvenes en aquellos aspectos que se analicen como nuevos elementos que varíen el juego del futuro.

La conexión jugador exterior-interior variará. El espacio entre la amenaza de tres puntos y la que provenga del poste medio aumentará de tal manera que incidirá en los planteamientos tanto ofensivos como defensivos. Las nuevas dimensiones de la pista acentuarán esa creciente tendencia de abrir la pista, de ampliar espacios, de liberar ese tráfico de pesos pesados cerca del aro que tantas veces colapsa los ataques.

Se avecina una variación en el reglamento respecto a las dimensiones de la pista alejando la línea de tres puntos de 6,25 a 6,75 que obligará a los tiradores a adaptarse a un tiro más lejano. Consultados muchos jugadores y técnicos consideran mayoritariamente que esa variación, aún siendo importante, no afectará espectacularmente los porcentajes de tres puntos en aquellos buenos tiradores. Las exigencias defensivas actuales, la presión que se ejerce sobre los especialistas ya obliga hoy a buscar lanzamientos más lejanos a los 6.25 por lo que, al igual que sucedió años atrás con la inclusión de la línea de tres puntos, será cuestión de meses, quizás una temporada, hasta que los jugadores tomen la medida de la nueva distancia. Claro ejemplo encontramos en aquellos jugadores que se incorporan la NBA. Los que son buenos triplistas en Europa lo siguen siendo en Estados Unidos.

Pero acerquémonos a los pivots. La zona de tres segundos se estrecha considerablemente. En el juego de espaldas al aro el jugador se encontrará de pronto mucho más cerca del aro.Llegar a esa posición, considerada hoy como clave tácticamente y desde donde se genera mucho juego, se convertirá en un elemento táctico fundamental ya que aquellos especialistas en el juego de espaldas al aro adquirirán un protagonismo determinante. Aquellos equipos que tengan jugadores hábiles en poste bajo, sobretodo buenos pasadores, tendrán mucha ventaja.

Y es la combinación de ambas novedades – distancia del tirador, cercanía del interior - la que provoca el gran cambio táctico del baloncesto del futuro. Es la ampliación de la distancia entre “amenazas” la que obligará a los entrenadores a replanteamientos sobre nuevos conceptos de juego tanto en el ataque como en la defensa. Todo parece indicar que las escasas dimensiones de la zona deja espacio para un solo un pivot provocando que se incida aún más en esa tendencia creciente de jugar con cuatro jugadores abiertos y uno interior. Las composiciones de las plantillas pueden evolucionar hacia menos pero fundamentales especialistas en el juego interior y más en el dominio del juego de cara a canasta. La figura del “tres-cuatro”, ese jugador alto, rápido, fuerte físicamente para luchar en el rebote, con capacidad para jugar de cara y, puntualmente de espaldas, con tiro exterior, con capacidad para penetrar… Ese jugador completo, jugador total, puede sustituir la figura del “cuatro” abierto actual dejando la zona para los “cinco” puros.

El juego con cuatro abiertos, con más espacio en la zona intermedia – la que va desde la línea de tres puntos a la zona de tres segundos – puede hacer reaparecer buenos tiradores de dos puntos, tiradores de cinco metros que ahora optan por dar un paso atrás y buscar exclusivamente el tiro de tres. El tiro después de bote será un fundamento a recuperar. El hecho de dejar la zona de tres segundos para tan sólo un jugador interior provocará que reaparezcan los buenos penetradores que se beneficiarán de más espacio. Nos acercamos, teóricamente, a un juego más abierto, más fluido donde la defensa deberá recorrer más metros si quiere adaptarse al ataque…

Si las variaciones tácticas ofensivas se presentan interesantes, las defensivas todavía aportan una mayor complejidad al trabajo de los entrenadores. Porque si bien en los últimos años las tendencias de juego han provocado un análisis y posterior evolución en los diferentes tipos de defensas del bloqueo directo y del poste bajo con las consecuentes rotaciones, a partir del incremento de la distancia entre interior y exteriores habrá que analizar cómo evolucionan las situaciones de ayuda al poste bajo.

El recorrido será mayor, la distancia a la hora de recuperar o de rotar defensivamente se incrementará por lo que de pronto aparecerán nuevas formas, nuevos conceptos defensivos que harán evolucionar el juego, que provocarán nuevos y apasionantes debates a partir de conceptos innovadores.

lunes, 1 de junio de 2009

Jugar para ganar

No hay un solo entrenador ni jugador – perdón, igual alguno hay - que no desee ascender de LEB Oro a ACB de la misma manera que no habrá un solo jugador ACB - quizás alguno debe haber – al que no le haga ilusión jugar en la NBA o ningún club que no quiera participar en Euroliga. La ambición deportiva, individual y colectiva, está muy por encima de otros razonamientos económicos e incluso de intereses deportivos. A la hora de jugar para ganar solo aparecen criterios deportivos y esos, siempre los más sanos, son los de intentar conseguir lo máximo.

El nivel de los equipos, de sus jugadores y técnicos, entre los mejores de la Adecco LEB Oro y los menos buenos de la ACB no es demasiado distante y sin embargo, visto lo visto en Fuenlabrada, la espectacularidad de los partidos entre ellos es más probable en LEB Oro que en ACB. La razón es tan simple como que esos jugadores y entrenadores de nivel medio alto que pueblan los equipos que viven en la frontera entre la ACB y la LEB Oro rinden mejor con la presión positiva de luchar por triunfar, por ascender, que con el miedo en el cuerpo de jugar para no fracasar, entendiendo por fracaso, el descenso.

Está claro que hablamos de un nivel inferior al de los seis o siete mejores equipos de ACB – Barcelona, Tau, Madrid, Unicaja, Joventut, Canarias, Pamesa… - pero para el resto, desde el CAI, Murcia, Fuenlabrada, Manresa o Menorca, por citar algunos, al Lucentum, Melilla, Tenerife o Los Barrios, por citar los cuatro protagonistas en Fuenlabrada, el hecho de jugar para ganar les hace mucho más fuertes y efectivos y convierte los partidos en un espectáculo más vibrante que el hecho de jugar para no perder. Las dos semifinales LEB Oro vividas en Fuenlabrada alcanzaron un nivel de juego tan extraordinario que nadie, absolutamente nadie de los espectadores presentes en el Fernando Martín de Fuenlabrada, quedó indiferente.