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sábado, 21 de noviembre de 2009

¿A qué jugador le distes los primeros 400 minutos?

“Todas las canteras son buenas pero nosotros vamos por delante porque los ponemos en el equipo sin miedo” (Pep Guardiola)


Leo la frase de Pep Guardiola, un referente para todos los entrenadores de cualquier deporte, y me viene inmediatamente a la cabeza una reflexión que recientemente me hacía Alfred Julbe sobre la importancia de los “primeros 400 minutos” de los jóvenes en el baloncesto senior. Esa transición necesaria para adaptarse a otra manera de jugar, a otra velocidad, a otra forma de relacionarse con compañeros y entrenadores, a nuevas dificultades físicas… Sigo recopilando información y encuentro en otra reflexión de Sito Alonso un perfecto argumento para potenciar los jugadores de cantera. "Nosotros no podemos tener una batería de recursos tácticos muy elevada constante porque ello dificultaría la integración de los jugadores de cantera. El jugador joven no está acostumbrado a una gran batería de recursos tácticos y por lo tanto su inmersión en el primer equipo es más fácil si se encuentra en el equipo senior con cuatro o cinco conceptos generales a los que ya está acostumbrado en los equipos de formación. En el Joventut cuando el jugador de cantera se mete desde infantil, todos los equipos tienen el mismo sello del senior. Por eso es más fácil para ellos luego entrar en el primer equipo”. Vuelvo al fútbol, a Guardiola, y recuerdo imágenes suyas en el palco viendo jugar al juvenil de Barça, con los mismos sistemas que el primer equipo… De Julbe rescato otra reflexión relativa a “la importancia, dado hacia donde viaja el baloncesto actual, de formar jugadores capaces de crearse sus propios tiros”. De Xavi Pascual y el propio Sito Alonso otras sobre la imperiosa necesidad de “individualizar la formación de los jugadores”.

Utilicemos esa orientación de gente experta y capacitada, de gente de diferentes perfiles, objetivos e incluso especialidades. Unamos esos mensajes que transmiten relativos a, primero saber qué necesidades tendrán. Segundo, cómo conviene enseñarlas. Tercero, cómo ayudar a que la transición sea un poco más fácil. Y cuarto, volviendo a la frase inicial de Guardiola, aparquemos el miedo a la hora de apostar por los jóvenes. Seguiremos recopilando mensajes y transmitiéndolos. Y eso apliquémonoslo TODOS los entrenadores, desde la élite hasta los “invisibles”. Por cierto, hago una propuesta a los entrenadores que lean este post ¿A qué jugadores le distes tú los primeros 400 minutos?

martes, 17 de noviembre de 2009

Entrenar la CALIDAD


En este baloncesto de máxima intensidad, de defensas cada vez más fuertes y mejor organizadas, de menos espacios por el volumen y capacidad física de los jugadores la CALIDAD se convierte en la herramienta fundamental para, primero sobrevivir, después destacar.

Las cualidades físicas adecuadas se convierten ya en un elemento indiscutible, en una capacidad imprescindible para jugar ya no sólo al máximo nivel, sino a cualquier nivel mínimanente serio. Junto a las cualidades físicas debe existir una capacidad de concentración en el trabajo - entrenamientos y partidos - que se adquiere desde la educación deportiva que el jugador ha recibido en su etapa de formación. Una capacidad de autoentrenamiento que motive al jugador a seguir progresando. Hablamos de condiciones básicas para poder formar parte de un equipo SERIO. Y a estas premisas, evidentemente, unimos unas habilidades técnicas adecuadas a la categoría en la que se juegue.

Esa combinación de virtudes será la que determine el nivel del jugador. La que le dé oportunidad para jugar en unas categorías más o menos altas. Pero una vez conseguidas esas capacidades, el factor diferencial lo marcará la CALIDAD. Y me refiero a calidad tanto en la ejecución técnica de los fundamentos básicos – bote, pase, tiro – como en la toma de decisiones – lectura del juego – y, cada vez más importante, finalización de las acciones. En una reciente conversación con Gonzalo García de Vitoria, entrenador del Melilla Baloncesto y durante muchos años vinculado al trabajo de formación en la Federación Española, incidía en la importancia de saber enseñar el qué y cómo pero, algo más importante aún, el cuándo.

Y esta reflexión que puede parecer obvia para algunos y en todo caso muchas veces repetida pienso que adquiere una todavía mayor relevancia en el baloncesto actual y sobretodo en el baloncesto de futuro. Porque ya no será un requisito imprescindible sólo para llegar a la élite sino incluso para poder sobrevivir con garantías en categorías más bajas. Sólo los juniors que además de las capacidades básicas de autoentrenamiento antes mencionadas tengan CALIDAD, tanto en la ejecución y finalización como en la toma de decisiones, podrán hacerse un hueco dentro de los seniors. Y no hablo de seniors de ACB o Ligas Adecco. Bajo hasta las ligas autonómicas que uno las conoce bastante bien.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Alfred Julbe y Manel Núñez


Hace muchos años comía con Alfred Julbe en un restaurante de menús en Badalona y le escuchaba atento su ya interesantes disertaciones sobre baloncesto. Entonces Julbe era un joven entrenador de élite que desafiaba desde el Joventut a los veteranos técnicos de la ACB con propuestas valientes y eficaces. Yo hacía de periodista en Gigantes del Basket y entrenaba algún equipo. Era Julbe uno de esos entrenadores de nueva generación que causaba admiración entre los entrenadores también de nueva generación.

Pasaron los años y yo seguí con mi doble actividad, una profesional como la del periodismo y otra vocacional como la de entrenar y de los muchos jugadores que tuve la oportunidad de “estropear” su progresión apareció uno llamado Manel Núnez, un chaval delgaducho que se pasaba horas con un balón en las manos en las viejas instalaciones de un entrañable club como es el Centre Catolic de L´Hospitalet. Manel, “Manelillo”, era “el talento”, la ilusión, la vocación de un chaval entusiasmado con el baloncesto. Recuerdo aquel año como entrenador del junior del Catolic con un sentimiento muy especial y también recuerdo – y mucho – al padre de Manel sentado a mi lado durante los partidos, como delegado del equipo, aguantando con disimulo mis enfados con su hijo por no bajar el culo en defensa y disfrutando con euforia contenida de esas canastas que sólo su chaval era capaz de hacer ante rivales mucho más musculados que "su" Manelillo. Una de las muchas satisfacciones que me ha dado el baloncesto como “entrenador invisible” viene precisamente de una bonita llamada de Manel el día que debutó con el senior del Cornellà en LEB…

Los años siguieron pasando y de pronto el baloncesto - o mejor el caprichoso destino - provoca que Alfred Julbe y Manel Núñez, esas dos personas que el baloncesto me presentó por vías diferentes coincidan como entrenador y jugador en un mismo equipo, en el Andorra, en la Adecco Plata mientras yo sigo con lo mismo, combinando, como hacen miles de “entrenadores invisibles” tareas profesionales y deportivas. Las Ligas Adecco son fabulosas porque, entre muchas otras virtudes, consiguen unir el baloncesto de todas las procedencias. Por cierto, mucha suerte a los dos.

Nota: Manel, un fuerte y sincero abrazo