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jueves, 27 de agosto de 2009

Futuro

“Algo habremos hecho mal si en los próximos años en nuestras competiciones no aparecen muchos de los nombres propios que hoy son referentes internacionales en categorías de formación”


La actualidad va devorado noticias y lo que sucede o sucederá entierra siempre el pasado por muy agradable que éste haya sido. Sin embargo, me resisto a ir tan deprisa - igual contagiado por el cansino ritmo estival - y pasar como si nada la página de todas las sensaciones que hemos vivido durante estas últimas semanas. Me niego a cerrar de golpe el capítulo de nuestro baloncesto de formación, de nuestros jóvenes talentos, esos que un año más siguen arrasando por el mundo, para dar entrada en escena a esa élite adulta que se apodera y se apoderará de nuestra atención desde ya mismo y la retendrá en exclusiva hasta el próximo verano. Sé que son muchos los que andan – andamos - pendientes de ese dedo índice de Gasol, o de los problemas físicos de Mumbrú o Garbajosa o de la capacidad de Claver y Llull para sumar desde la posición de “tres”. Existe expectación creciente por concretar de una vez por todas el futuro de Ricky Rubio o por ver como encajan los nuevos y flamantes fichajes del Real Madrid de Messina. Pero amigos, antes de viajar hacia las estrellas quedémonos, al menos desde esta columna, un poco más en la tierra, porque me dice la experiencia que una vez arranca la temporada muchos temas, por muy trascendentes que sean, se difuminan hasta el olvido.

Y es que entre nuestros lectores hay demasiada “gente de baloncesto” como para no insistir y profundizar sobre la siete medallas obtenidas, hasta la fecha, en los campeonatos internacionales. Tenemos a los mejores jugadores y jugadoras jóvenes del continente y si no son los mejores, que eso muchas veces es subjetivo, sí son los más competitivos, que eso sí vale tanto o más. Está bien recordarlo, está bien gritarlo a los cuatro vientos y disfrutar, como me explicaban recientemente, de la admiración que provocan nuestras delegaciones allá donde van. Es importante gozar de los éxitos, saborearlos y utilizarlos como factor motivador para, a partir de ellos, ir dando paso al progresivo y exigente al análisis para detectar en él aquellos aspectos mejorables y buscar nuevos caminos que nos permitan seguir creciendo dentro de ese círculo virtuoso. Así lleva haciéndolo la Federación con sus selecciones desde que hace más de una década nuestras promesas empezaron a acostumbrarse a subir a unos podios que parecían reservados exclusivamente a otros países. Recordaba la pasada semana en esta columna que ha sido ese afán por mejorar cada año los métodos de trabajo, desde los clubes y las autonómicas y la propia Federación, lo que nos ha permitido mantenernos en la cima de una manera sistemática y ser hoy un referente internacional.

Y son precisamente esos datos que nos sitúan en lo más alto los que obligan a marcarse nuevos retos de futuro, nuevas apuestas por proyectos ambiciosos que provoquen un todavía mejor rendimiento en los procesos primero de captación y luego formativos de los jugadores. Se debe conseguir que la preparación de nuestros entrenadores de base, de los que toman contacto con los niños y niñas que se inician en el baloncesto, sea la más completa posible. A esos “técnicos invisibles” y fundamentales se debe trasladar la experiencia de nuestros entrenadores referentes. Algunos de ellos ya están implicados en esa “Red de Experiencias Profesionales” que pone en marcha el Área Deportiva de la FEB en una nueva y apasionante iniciativa de la que daremos buena cuenta en el futuro.

Pero a ese trabajo de base, a esa labor trascendental debe unirse una declaración de intenciones de entrenadores, directores deportivos, directivos, con la implicación de aficionados y prensa, para que estos talentos que destacan en Europa cuando son jóvenes tengan su espacio en nuestras competiciones. No hablo sólo de ACB o de Liga Femenina, que por supuesto, bajo a las Ligas Adecco o a la LF2. Estos jóvenes talentos y otros que se han quedado a las puertas de formar parte de nuestras selecciones nacionales merecen tener la oportunidad de seguir creciendo dentro del baloncesto adulto. La apuesta de los entrenadores debe contar con el aval de sus directores deportivos, de sus “jefes”.

No se trata simplemente de allanar el camino. No hablo de excedernos en el proteccionismo a los jóvenes, que se lo han seguir ganando con su esfuerzo, o de crear discriminaciones positivas. Planteo cuestiones de sentido común, de aprovechar ese talento que nos llega desde la base para a partir de ahí crear proyectos deportivos duraderos, adecuados a las necesidades de los clubes. Proyectos ilusionantes donde además de presente haya futuro, donde se consiga que el entorno del club se identifique con un objetivo y donde el reto deportivo del entrenador no se limite a salvar la cabeza sino en construir algo con perspectiva.

Algo habremos hecho mal o muy mal si en los próximos años en nuestras competiciones masculinas o femeninas no aparecen muchos de los nombres propios que hoy son referentes en Europa y en el Mundo en categorías de formación.
Editorial publicado en Gigantes del Basket

lunes, 24 de agosto de 2009

Ellas

Ellas (Editorial publicada en Gigantes del Basket)

Desde Gigantes del Basket, Felicidades a todas y cada una de las jugadoras y entrenadores/as que forman parte del baloncesto femenino español. Sí, a TODAS porque esas medallas y ese protagonismo ganado a pulso y representado merecidamente por las mejores tampoco hubiera sido posible sin compañeras y rivales, sin entrenadores invisibles, sin clubes modestos. El éxito del presente debe servir de factor de motivación para que seamos todavía mejores en el futuro. Hay un montón de razones - más de 122.000 licencias – para seguir creciendo.

Más que medallas me apetece contar personas. Más que cuantificar el éxito me ilusiona cualificarlo. Es obvio que las victorias conseguidas de manera reiterada reafirman la eficiencia del trabajo pero esa “foto final”, esa imagen de máxima felicidad de jugadoras y cuerpo técnico en lo alto de podio dando rienda suelta a todas las emociones contenidas son el resultado de un maravilloso rendimiento tras un largo proceso previo. En esa foto aparecen en primer plano las verdaderas protagonistas de la película, las estrellas de ese baloncesto de actor – de actriz en este caso – que promueve la Federación en sus diferentes selecciones. Pero existe otra foto, la invisible, la que sólo conocen algunos privilegiados entre los que, por cierto y con máxima modestia, me incluyo.
Conocer la “cocina” del Área Deportiva de la Federación provoca un doble sentimiento de máxima ilusión por los éxitos finales y menor sorpresa cuando éstos llegan. Estar presente en una de las reuniones de la comisión de seguimiento individualizado junto a Betty Cebrián, Anna Junyent, Nuria Galcerán o Josep Alemany – coordinador éste del área de detección de talentos – descubre un método de trabajo que consigue, a base de experiencia y exigencia, mejorarse año tras año. Ver como trabaja con las jóvenes talentos Ramón Jordana, dirección del programa Siglo XXI y escuchar sus teorías ratifica que estas jugadoras están en muy buenas manos. Todo ese proceso de detección, formación, seguimiento, que empieza incluso antes del Collell, en los campeonatos de España de minibasket, enlaza con las selecciones y ahí entra otro proceso basado en la eficiencia porque una vez allí de lo que se trata es, como insiste Ángel Palmi, director y líder de todo este engranaje, de competir.
Y para no sólo competir sino incluso ganar reiteradamente, intervienen nuevos factores determinantes donde desde el área biomédica (médicos, preparadores físicos, fisioterapeutas) investigan, desarrollan, debaten, incluso innovan para beneficio de las jugadoras. Y claro, llega la pista, y en ella unos entrenadores que han sido elegidos tanto por su talento como por su manera de entender el baloncesto reciben toda la información necesaria de sus propias jugadoras y de sus rivales y unifican ideas, se transmiten experiencias anteriores, establecen un ESTILO de juego que sea el que mejor se adapte a las protagonistas…
Ese es, o parte de él, el tantas veces mencionado Método FEB y que merece no sólo destacarlo públicamente sino, como ya hacen muchas federaciones internacionales, estudiarlo e intentarlo imitar. En ese proceso existe un factor cada vez más importante como es el de la comunicación y colaboración permanente con Federaciones Autonómicas y clubes. Existe tanta diversidad de realidades como deseo generalizado por ayudar a mejorar. Porque si esta Federación que preside José Luis Sáez ha mostrado siempre un trato igualitario entre el baloncesto masculino y femenino también, desde el Área Deportiva, existe una creciente vocación por potenciar los procesos formativos de entrenadores en todas las autonomías con el fin de que aumenten el número de talentos en la pista y en los banquillos. De lo que se trata es de trabajar – insistente y adecuadamente - para el baloncesto.
Y así se hace en el baloncesto femenino y, con matices, en el masculino. Y esa filosofía general incluye salvando las lógicas diferencias a todas las selecciones, desde las de Gasol y Amaya hasta las más jóvenes. Y seguramente uno de los secretos – ya a voces - fundamentales en el éxito es darle tanta importancia a la base como a élite, a la formación del jugador y la del entrenador, a la labor de investigación en Ciencias relacionadas con el baloncesto. Y para que todo ello siga latiendo con fuerza, el ingrediente final: la ilusión no sólo de palabra sino con hechos de todos y cada uno de los que forman parte de ese proceso. Ellos y ellas saben a quienes me refiero y esas personas que forman parte de los equipos de trabajo se convierten en piezas fundamentales para que nada falle en ese engranaje.
He podido hablar con todos y cada uno de los seleccionadores medallistas y me han transmitido el extraordinario compromiso de todas las jugadoras, su ilusión por hacer historia, por vivir unos momentos que jamás podrán olvidar. Para Ellas está editorial y el reconocimiento de todo el baloncesto español. Felicidades.

jueves, 13 de agosto de 2009

El compromiso de Pau

En los últimos años no hay verano sin que nuestro baloncesto nos proporcione uno o varios regalos. Los meses de julio y agosto han llegado repletos de éxitos que no hacen sino proporcionar fuertes dosis de optimismo de cara al futuro y ahora, con nuestra selección absoluta preparando ya la cita del Eurobasket vuelve a caer del cielo un nuevo regalo por parte de nuestra estrella universal Pau Gasol.

Todos andamos pendientes de ese dedo índice que debe señalarnos el camino del oro pero de momento, Pau nos indica un camino todavía más trascendente como es el del compromiso. Es un tipo suficientemente inteligente para saber que nada de lo que haga pasará desapercibido pero, por si le ha pasado por alto, le diré desde estas líneas que su reacción tras esa inoportuna y antipática lesión en su dedo ha vuelto a ser un regalo para nuestro baloncesto. Porque si Pau Gasol, el mejor jugador español de todos los tiempos, una de las estrellas del equipo campeón de la NBA, es capaz de comprometerse con la Selección incluso sufriendo un percance que le condiciona su preparación, ¿quién puede no comprometerse?

Para los más jóvenes, para aquellos que viven todavía de referentes, de espejos, la reacción de Pau aceptando el contratiempo con entereza y no buscando excusa alguna para “liberarse” de su compromiso con sus compañeros es un enorme, impagable ejemplo. Es un nuevo regalo que no envuelve medallas o hechos objetivos pero sí gestos fundamentales para seguir sumando en valores. Porque al final, el talento puede hacernos estar entre los mejores pero ese compromiso es el que no hace subir uno o varios peldaños más. Que nadie se preocupe en exceso por la lesión de Pau de cara al rendimiento colectivo en el Eurobasket. Esto pinta bien.

jueves, 6 de agosto de 2009

Mejorar el "baloncesto invisible"



Concluidos Curso Superior y Master de Especialización, dos actividades que se han desarrollado casi en paralelo y en un ambiente excelente con más de doscientos cincuenta entrenadores aprendiendo e intercambiando experiencias llega el momento del análisis. Que el “Método” funciona adecuadamente es un hecho evidente por los resultados del presente en las diferentes selecciones nacionales, seniors y de formación, y por el gran número de nuevos aspirantes a Entrenador Superior que se inscriben cada año.

Que existe vocación por ejercer la labor de entrenador es algo tangible. Que esa vocación se desarrolle luego de manera adecuada, merece una reflexión. Que existen buenos jugadores y jugadoras en la élite de las categorías de formación también se hace patente por los resultados internacionales pero que la proporción de jóvenes talentos sea la adecuada al número de practicantes también debe provocar una nueva reflexión.

Tenemos buenos, incluso muy buenos jugadores y entrenadores pero, ¿tenemos suficientes? Con la vocación que se detecta por entrenar y con la afición que existe por jugar, ¿podríamos ser capaces de aumentar el número de buenos técnicos y buenos jóvenes jugadores? ¿Qué haría falta para conseguirlo?

Me consta – llevo casi cuatro años colaborando - que desde la Dirección del Área Deportiva de la FEB nunca se deja de trabajar en los procesos de mejora. Ahí están los resultados de la élite para ratificarlo pero también me consta que existe inquietud y sensibilidad para incidir y ayudar a la mejora de lo que me he permitido bautizar como el “baloncesto invisible”. La mejora de la base de la pirámide, de la formación de los entrenadores que trabajan con los más jóvenes en clubes “invisibles” debe convertirse en el factor determinante para que en el futuro no sólo sigamos siendo los mejores sino que además sean muchos más los que destaquen.