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viernes, 8 de agosto de 2008

El sudor de Giannakis

Era la Grecia de Gallis y fue en la semifinal contra la antigua Yugoslavia de Drazen Petrovic. Era el europeo de Atenas, en 1987, y Grecia ante más de veinte mil aficionados desafiaba a los mejores para conseguir un título que parecía imposible. La semifinal se estaba decidiendo cuando una pérdida de balón helena propició un claro contraataque del rival que debía culminar con una fácil bandeja. De pronto, Dios sabe de donde, apareció Giannakis y voló, sí literalmente voló robándole el balón por detrás al confiado jugador yugoslavo. Fue un vuelo pasional, impecable, decisivo que culminó con el cuerpo del ahora seleccionador griego aterrizando sobre el parquet mientras el balón salía por la línea de fondo. En la siguiente acción, un jugador yugoslavo resbaló a consecuencia del sudor dejado en el parquet por Giannakis, Grecia recuperó el balón y ganó el partido clasificándose para una final que también ganó a la entonces todopoderosa URSS…

Cada uno de nosotros tenemos algunas imágenes que quedan definitivamente guardadas en un rincón especial de la memoria. De los miles de partidos que he visto in situ o por televisión, esa acción de Giannakis es una de las que han permanecido ahí y cada vez que la selección española se enfrenta a Grecia asalta a mi recuerdo avisándome del perfil de nuestro rival. Giannakis ha conseguido transmitir a sus jugadores ese “sudor”, ese intangible llamado deseo, factor determinante para triunfar. No hay equipo que merezca más respeto que el que posee carácter y Grecia es uno de ellos.

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