Creo que la última vez que tuve el placer de conversar con él fue en un aeropuerto, donde si no, volviendo de la Final Four de Praga. Mayor pero incansable, discreto pero estelar, callado pero contundente apareció caminando lento pero con rumbo firme y constante. Nos sentamos juntos en la sala de embarque a esperar el vuelo de regreso a Barcelona y con esa elegancia habitual se interesó por mi trabajo, por conocidos comunes y tuvo a bien explicarme una de sus miles de anécdotas en sus ya incontables viajes. “Cómo ha cambiado Praga desde que estuve la primera vez con la Selección hace ya….” y me miró con esa expresión relajada y dejando escapar una medio sonrisa mientras su mente funcionaba eficazmente calculando con exactitud los años de aquella cita con maravillosa capital checa. Eran muchos, muchísimos.
Tenía Don Ernesto una virtud que siempre se la he atribuido a los mejores. Conseguía hacerte sentir a gusto conversando a su lado y además te escuchaba con atención como si tu historia, insignificante comparada con la suya, también tuviera su espacio de interés en esa vida impregnada de experiencia, de sabiduría. Recuerdo que tuve la sensación de que estaba junto a una de esas personas fundamentales en la historia de nuestro deporte y por lo tanto de la mía propia y de tantos que como yo nos hemos beneficiado de esa inercia positiva. De cuánto agradecimiento sentía por los esfuerzos realizados por él y otros de su generación por tirar adelante un baloncesto que décadas atrás tenía mucha menos repercusión que ahora y cuyas satisfacciones las otorgaba fundamentalmente en la intimidad.
Cuando hoy he recibido el SMS de Jordi Román se me ha puesto la piel de gallina porque aunque por edad ese destino era inevitable la noticia tiene un componente de simbolismo añadido. El último viaje ha sabido esperar al mayor éxito de nuestro baloncesto. Hasta el destino ha sido respetuoso con Don Ernesto. Mis más sinceros respetos a su figura y a su familia.
sábado, 30 de agosto de 2008
miércoles, 27 de agosto de 2008
La Selección eclipsa incluso a Aíto
Que nadie lo malinterprete. Los que me conocen saben que soy admirador de Aíto desde hace suficientes años por lo que no me preocupa ser sospechoso ahora de cualquier absurdo pecado. Acabo de hablar con él y entrevistarle para Gigantes del Basket y lo escucho entusiasmado, especialmente satisfecho por la oportunidad de haber vivido algo irrepetible. Hablamos de los Juegos, de su experiencia en dos meses intensos, de los roles, de su manera de entender la gestión del grupo y, como no, hablamos de su adiós a la Selección.
Y cuando escribo la entrevista tengo un sentimiento de que las emociones vividas estos últimos días engullen el futuro, dejan en un segundo plano su decisión de hacer valer la cláusula del contrato y desvincularse de la FEB. La noticia sigue siendo el extraordinario nivel ofrecido por la Selección en ese partido inolvidable. La noticia sigue estando en la calle donde desde el quiosquero hasta el peluquero pasando por camarero del bar de la esquina siguen recordando el mate de Rudy, la edad de Ricky, los vuelos de Pau o las bombitas de Navarro. Nadie me pregunta por Aíto, ni por las razones, ni tan siquiera por el futuro seleccionador. Llego a la conclusión que la Selección eclipsa incluso a una figura tan significativa como Aíto. El pasado y sobretodo el futuro sigue ilusionando independientemente de quien se siente en ese banquillo que en los últimos años convierte a su inquilino en héroe nacional.
Y cuando escribo la entrevista tengo un sentimiento de que las emociones vividas estos últimos días engullen el futuro, dejan en un segundo plano su decisión de hacer valer la cláusula del contrato y desvincularse de la FEB. La noticia sigue siendo el extraordinario nivel ofrecido por la Selección en ese partido inolvidable. La noticia sigue estando en la calle donde desde el quiosquero hasta el peluquero pasando por camarero del bar de la esquina siguen recordando el mate de Rudy, la edad de Ricky, los vuelos de Pau o las bombitas de Navarro. Nadie me pregunta por Aíto, ni por las razones, ni tan siquiera por el futuro seleccionador. Llego a la conclusión que la Selección eclipsa incluso a una figura tan significativa como Aíto. El pasado y sobretodo el futuro sigue ilusionando independientemente de quien se siente en ese banquillo que en los últimos años convierte a su inquilino en héroe nacional.
lunes, 25 de agosto de 2008
El mejor partido de la historia
Acabo de ver y oír las declaraciones de los entrenadores y jugadores de la selección USA calificando a nuestra selección de “maravillosa” y la final olímpica como “el mejor partido oficial jamás disputado”. Aparecen en las imágenes eufóricos, entusiasmados por poder haber ganado el oro deseado ante un rival de “altísimo nivel”. También ellos valoran la victoria como algo especial porque todo sabe mejor si se consigue sufriendo.
Comparto la idea de que con un arbitraje FIBA podríamos hablar hoy de algo todavía más importante para nuestro baloncesto pero, sinceramente, por primera vez creo que en la historia del deporte la forma de jugar esta final superó incluso la trascendencia del resultado. Jugando al nivel que lo hizo nuestra selección, ganó perdiendo y por eso los jugadores acabaron abrazados en el centro de la pista celebrando la plata pero sobretodo, celebrando su capacidad para competir de igual a igual contra los mejores jugadores del mundo.
La sensación que tenían los jugadores al final del partido era la misma que la gran mayoría de practicantes anónimos o no a este deporte. El que piensa como un deportista sabe que el rendimiento está por encima del resultado. Que cuando uno da todo y juega a su nivel más alto, ya ha ganado. En esta ocasión y manera excepcional no valdrá aquella maldita frase de que la “historia sólo recuerda a los ganadores”. No, la historia recordará esta final olímpica como el partido más importante y significativo jamás visto. En España, en Estados Unidos y en el mundo.
Comparto la idea de que con un arbitraje FIBA podríamos hablar hoy de algo todavía más importante para nuestro baloncesto pero, sinceramente, por primera vez creo que en la historia del deporte la forma de jugar esta final superó incluso la trascendencia del resultado. Jugando al nivel que lo hizo nuestra selección, ganó perdiendo y por eso los jugadores acabaron abrazados en el centro de la pista celebrando la plata pero sobretodo, celebrando su capacidad para competir de igual a igual contra los mejores jugadores del mundo.
La sensación que tenían los jugadores al final del partido era la misma que la gran mayoría de practicantes anónimos o no a este deporte. El que piensa como un deportista sabe que el rendimiento está por encima del resultado. Que cuando uno da todo y juega a su nivel más alto, ya ha ganado. En esta ocasión y manera excepcional no valdrá aquella maldita frase de que la “historia sólo recuerda a los ganadores”. No, la historia recordará esta final olímpica como el partido más importante y significativo jamás visto. En España, en Estados Unidos y en el mundo.
domingo, 24 de agosto de 2008
Homenaje al baloncesto español
(Final Olímpica)
Sí, comparto la sensación de acabar de ver el mejor partido de la historia. Siento como si la explosión vivida por nuestro baloncesto en los últimos años quedara representada en estos cuarenta minutos inolvidables. Un proyecto basado en el trabajo, en el talento, el carácter, la ambición, el descaro ha quedado plasmado en una final de ensueño.
Se cierra un trienio mágico, unos años de éxitos continuados, de sueños realizados, de triunfo de unas generaciones maravillosas representadas por unos jugadores incomparables. Se cierra un trienio ganador donde la Selección ha conquistado el Mundo y llega la hora de disfrutar, de felicitarnos, de repasar mentalmente los mejores momentos de Tokio, Madrid, Pekín…
¿Y el futuro? Ah!, no pensemos hoy en eso, por favor. Sé perfectamente que el futuro se afrontará con la misma inteligencia y eficacia que se han gestionado estos últimos años. Ahora es el momento de disfrutar de este maravilloso homenaje al baloncesto español. Felicidades a todos.
Sí, comparto la sensación de acabar de ver el mejor partido de la historia. Siento como si la explosión vivida por nuestro baloncesto en los últimos años quedara representada en estos cuarenta minutos inolvidables. Un proyecto basado en el trabajo, en el talento, el carácter, la ambición, el descaro ha quedado plasmado en una final de ensueño.
Se cierra un trienio mágico, unos años de éxitos continuados, de sueños realizados, de triunfo de unas generaciones maravillosas representadas por unos jugadores incomparables. Se cierra un trienio ganador donde la Selección ha conquistado el Mundo y llega la hora de disfrutar, de felicitarnos, de repasar mentalmente los mejores momentos de Tokio, Madrid, Pekín…
¿Y el futuro? Ah!, no pensemos hoy en eso, por favor. Sé perfectamente que el futuro se afrontará con la misma inteligencia y eficacia que se han gestionado estos últimos años. Ahora es el momento de disfrutar de este maravilloso homenaje al baloncesto español. Felicidades a todos.
viernes, 22 de agosto de 2008
Cuestión de gramos (Para ti “Chinche”)
(Hemos ganado a Lituania y somos finalistas olímpicos)
Sí, sí, ya sé que Pau es Pau y que Rudy tiene un nivelazo, no soy ciego. Ya sé que Ricky es la leche y que yo que sé si hubiéramos tenido más en forma a Navarro y Garbajosa. Pero una vez finalizado ese partido ante Lituania y sobrecogido por haber revivido una sensación que me convierte en veinticuatro años más joven me vienen a la mente una y otra vez las acciones de Felipe Reyes y Carlitos Jiménez. Me acuerdo de “Chinche” del Río, algunos ya saben a quien me refiero, que fue quien me dijo hace treinta años, siendo mi entrenador, que en el baloncesto eran más importantes a veces los gramos que los centímetros. Una manera fina de valorar más la testosterona que la altura.
Ah! Chinche, como te hubiera gustado vivir estas sensaciones y como hubieras valorado esos rebotes de Carlos Jiménez, arriba de todo, de puntillas, estirando el cuello al límite, acudiendo al tiro con las manos por encima de los hombros como reza la escuela de Estudiantes. Como hubieras disfrutado con Felipe Reyes fajándose con los enormes pivots rivales y encontrando en el coraje lo que la naturaleza le beneficiaba al adversario. Y es ese plus de deseo, de “gramos” que diría Chinche, el que nos ha permitido competir para que a partir de ahí, la calidad, la estrategia marcaran diferencias.
“Chinche” no lo vio – o quizás sí, quien sabe – y tampoco pudieron disfrutar de ese momento las víctimas del terrible accidente de Barajas, ni sus familiares ni amigos. Y seguramente, toda la familia del baloncesto y del deporte tuvimos una extraña sensación de que en un momento tan especial la felicidad no afloraba de manera espontánea. No sé porqué, bueno claro que lo sé, en un momento tan feliz me vienen a la mente todos aquellos que les hubiera encantado estar y lamentablemente no están.
Sí, sí, ya sé que Pau es Pau y que Rudy tiene un nivelazo, no soy ciego. Ya sé que Ricky es la leche y que yo que sé si hubiéramos tenido más en forma a Navarro y Garbajosa. Pero una vez finalizado ese partido ante Lituania y sobrecogido por haber revivido una sensación que me convierte en veinticuatro años más joven me vienen a la mente una y otra vez las acciones de Felipe Reyes y Carlitos Jiménez. Me acuerdo de “Chinche” del Río, algunos ya saben a quien me refiero, que fue quien me dijo hace treinta años, siendo mi entrenador, que en el baloncesto eran más importantes a veces los gramos que los centímetros. Una manera fina de valorar más la testosterona que la altura.
Ah! Chinche, como te hubiera gustado vivir estas sensaciones y como hubieras valorado esos rebotes de Carlos Jiménez, arriba de todo, de puntillas, estirando el cuello al límite, acudiendo al tiro con las manos por encima de los hombros como reza la escuela de Estudiantes. Como hubieras disfrutado con Felipe Reyes fajándose con los enormes pivots rivales y encontrando en el coraje lo que la naturaleza le beneficiaba al adversario. Y es ese plus de deseo, de “gramos” que diría Chinche, el que nos ha permitido competir para que a partir de ahí, la calidad, la estrategia marcaran diferencias.
“Chinche” no lo vio – o quizás sí, quien sabe – y tampoco pudieron disfrutar de ese momento las víctimas del terrible accidente de Barajas, ni sus familiares ni amigos. Y seguramente, toda la familia del baloncesto y del deporte tuvimos una extraña sensación de que en un momento tan especial la felicidad no afloraba de manera espontánea. No sé porqué, bueno claro que lo sé, en un momento tan feliz me vienen a la mente todos aquellos que les hubiera encantado estar y lamentablemente no están.
miércoles, 20 de agosto de 2008
Croacia no pudo jugar
Hace años que leo y escucho y leo demasiadas veces esa definición para mi poco adecuada en boca de “teóricamente entendidos” de “ese equipo no juega a nada”. Es un recurso fácil, diría que simplón, para calificar la forma de jugar, normalmente en ataque, de algún conjunto. Cuando lo oigo de algún entrenador es siempre refiriéndose a un equipo con el que no han jugado porque si el que no “juega a nada” es su rival en concreto, la razón del bajo rendimiento ofensivo del adversario se deberá seguramente al buen planteamiento defensivo propio. Cuando lo oigo en boca de jugadores criticando a su propio equipo, -“es que no jugamos a nada”-, estoy seguro de que el que pronuncia esa frase no está pasando por su mejor momento de forma.
Me viene esta reflexión a la cabeza viendo el partido de cuartos de final entre España y Croacia. Evidentemente Croacia no jugó a nada… contra los nuestros porque resulta que en la fase previa llevaba una media de 80 puntos por partido y con una interesante fluidez ofensiva en algunos partidos. Y no jugaron a nada porque la actividad y conceptos defensivos españoles se lo impidieron. Y es que en baloncesto de alto nivel todos los equipos trabajan para “jugar a algo” y ese “algo” suele ser un conjunto de conceptos válidos, adecuados, interesantes. Pero de pronto se produce ese apasionante pulso entre la construcción ofensiva y la destrucción defensiva y cuando ésta se impone, como sucedió en el cruce de cuartos, el perdedor se marcha a casa con la sensación de que “no han podido jugar a nada” y el entrenador con el convencimiento de que todos los “analistas” del partido afirmarán que su equipo no “jugó a nada”. Ya se sabe que se es mucho más dado a criticar que a elogiar pero eso lo dejamos para otro día.
Mi opinión es que España consiguió el perfecto equilibrio defensivo ante Croacia. Que, sabedor de su superioridad interior, trabajó en el perímetro con las rotaciones adecuadas para no hundirse en la defensa ante la insistencia de Croacia a meter el balón en el poste bajo. Por cierto, que gran trabajo en el “dos contra uno” al poste bajo. Perfecto trabajo de estudio del rival y partido atado desde el minuto uno. Croacia, sin producción desde la línea de tres, es menos peligrosa. En ataque Pau marcó la diferencia y nada, ni nadie, pudo impedir que ganara el centro de la zona. España lo hizo casi todo bien y sólo su bajo porcentaje de tres puntos en tiros liberados le impidió conseguir una victoria todavía más contundente.
Me viene esta reflexión a la cabeza viendo el partido de cuartos de final entre España y Croacia. Evidentemente Croacia no jugó a nada… contra los nuestros porque resulta que en la fase previa llevaba una media de 80 puntos por partido y con una interesante fluidez ofensiva en algunos partidos. Y no jugaron a nada porque la actividad y conceptos defensivos españoles se lo impidieron. Y es que en baloncesto de alto nivel todos los equipos trabajan para “jugar a algo” y ese “algo” suele ser un conjunto de conceptos válidos, adecuados, interesantes. Pero de pronto se produce ese apasionante pulso entre la construcción ofensiva y la destrucción defensiva y cuando ésta se impone, como sucedió en el cruce de cuartos, el perdedor se marcha a casa con la sensación de que “no han podido jugar a nada” y el entrenador con el convencimiento de que todos los “analistas” del partido afirmarán que su equipo no “jugó a nada”. Ya se sabe que se es mucho más dado a criticar que a elogiar pero eso lo dejamos para otro día.
Mi opinión es que España consiguió el perfecto equilibrio defensivo ante Croacia. Que, sabedor de su superioridad interior, trabajó en el perímetro con las rotaciones adecuadas para no hundirse en la defensa ante la insistencia de Croacia a meter el balón en el poste bajo. Por cierto, que gran trabajo en el “dos contra uno” al poste bajo. Perfecto trabajo de estudio del rival y partido atado desde el minuto uno. Croacia, sin producción desde la línea de tres, es menos peligrosa. En ataque Pau marcó la diferencia y nada, ni nadie, pudo impedir que ganara el centro de la zona. España lo hizo casi todo bien y sólo su bajo porcentaje de tres puntos en tiros liberados le impidió conseguir una victoria todavía más contundente.
domingo, 17 de agosto de 2008
Estamos donde queríamos
Visto lo visto e intentando profundizar sobre el comportamiento de la Selección durante la primera fase - cuando estoy escribiendo esta reflexión en voz alta falta jugar contra Angola - considero que los resultados nos han llevado donde queríamos. Que incluso la derrota ante Estados Unidos, por muy abultada y dolorosa que fuese, hay que aceptarla con cierto optimismo porque a esa superselección NBA creo que sólo se le puede ganar en un mismo campeonato, como máximo, una vez y por lo tanto, puestos a ganarla, mejor en la final. Se ha ganado a Grecia, China y Alemania, tres rivales nada cómodos, con cierta irregularidad en el juego pero con capacidad ganadora.
Leo diferentes análisis sobre el nivel de juego de nuestro equipo y en la mayoría hay una coincidencia respecto a que andamos lejos de nuestro techo. Sí, coincido en que el grupo de Aíto llega a la cita de cuartos con un importante margen de mejora y eso tiene dos lecturas. Una, positiva, que recuerda que los equipos deben ir creciendo durante los campeonatos para alcanzar su máximo nivel cuando llegan los partidos decisivos. Otra, más escéptica, en que la irregularidad en el juego puede producir peligrosas dudas en algunos jugadores cuando estén compitiendo por lo máximo.
He seguido, de cerca y en la distancia, muchos campeonatos en los que los nuestros llegaban a la cita decisiva de cuartos tras brillantes fases previas y por mil motivos diferentes quedaban apeados de las citas por las medallas. Otros, donde tras entrar casi de rebote firmaban el partido del siglo y se metían en semifinales. Yo creo que el partido de cuartos es más complejo incluso que una final. Es El Partido y los biorritmos de los jugadores son imprevisibles en ese día clave.
Las razonables dudas generadas en el entorno e imagino que dentro de la Selección tras esa primera fase buena en resultados pero irregular en juego, de “sí pero no”, deben ser una herramienta fundamental para ajustar el juego y la mentalidad del equipo en el partido decisivo. He conocido pocos entrenadores que gestionen tan bien las derrotas como Aíto. Por otra parte nada mejor que una derrota para tomar conciencia de los aspectos a mejorar.
Leo diferentes análisis sobre el nivel de juego de nuestro equipo y en la mayoría hay una coincidencia respecto a que andamos lejos de nuestro techo. Sí, coincido en que el grupo de Aíto llega a la cita de cuartos con un importante margen de mejora y eso tiene dos lecturas. Una, positiva, que recuerda que los equipos deben ir creciendo durante los campeonatos para alcanzar su máximo nivel cuando llegan los partidos decisivos. Otra, más escéptica, en que la irregularidad en el juego puede producir peligrosas dudas en algunos jugadores cuando estén compitiendo por lo máximo.
He seguido, de cerca y en la distancia, muchos campeonatos en los que los nuestros llegaban a la cita decisiva de cuartos tras brillantes fases previas y por mil motivos diferentes quedaban apeados de las citas por las medallas. Otros, donde tras entrar casi de rebote firmaban el partido del siglo y se metían en semifinales. Yo creo que el partido de cuartos es más complejo incluso que una final. Es El Partido y los biorritmos de los jugadores son imprevisibles en ese día clave.
Las razonables dudas generadas en el entorno e imagino que dentro de la Selección tras esa primera fase buena en resultados pero irregular en juego, de “sí pero no”, deben ser una herramienta fundamental para ajustar el juego y la mentalidad del equipo en el partido decisivo. He conocido pocos entrenadores que gestionen tan bien las derrotas como Aíto. Por otra parte nada mejor que una derrota para tomar conciencia de los aspectos a mejorar.
sábado, 16 de agosto de 2008
Rafa Nadal y el baloncesto
Me paso un par de horas disfrutando y sufriendo con Nadal en la semifinal olímpica ante Djokovic y una vez finaliza el partido me invade la misma sensación que cuando me tragué enterita la última final de Wimbledon. ¡Menuda exhibición deportiva! Creo que el tenis es un buen ejemplo para el baloncesto y viceversa porque pocos deportes deparan durante el partido tantas sensaciones contrarias e inmediatas. El jugador de tenis y el de baloncesto reciben de manera continua durante un par de horas numerosos puntos a favor y en contra. Las acciones positivas y negativas se suceden sin que nada ni nadie deba alterar su estado de ánimo. Se producen errores no forzados, forzados, actuaciones brillantes del rival junto a momentos estelares propios y, tras cada uno de ellos, el partido se reanuda obligando al protagonista a estar al cien por cien, física y mentalmente. Nada es más importante que la acción inmediata y toda la concentración ha de proyectarse hacia el presente consciente de que la victoria se construye en cada una de las jugadas. En baloncesto existe el refuerzo del compañero mientras en tenis ese apoyo hay que buscarlo en el interior de uno mismo.
Comparto la teoría de Pablo Laso de que el baloncesto “es un deporte individual que se juega en equipo”. Que el primer responsable en estar preparado adecuadamente para conseguir el éxito es el jugador. Preparado técnica, física y mentalmente. Luego interviene la táctica colectiva, el refuerzo del grupo, pero partimos de una base donde la responsabilidad empieza en el individuo. Me encanta conocer que nuestros jugadores de la selección y Rafa Nadal han congeniado hasta el punto de compartir “pochas” en la Villa Olímpica, seguirse en los respectivos partidos y animarse a nuevos retos. Me encanta porque creo que en el deporte de élite ya no basta con ser un buen jugador sino que además hay que ser buenos deportistas y creo que el secreto de nuestras jóvenes estrellas es que sienten el deporte como una forma de vida.
Comparto la teoría de Pablo Laso de que el baloncesto “es un deporte individual que se juega en equipo”. Que el primer responsable en estar preparado adecuadamente para conseguir el éxito es el jugador. Preparado técnica, física y mentalmente. Luego interviene la táctica colectiva, el refuerzo del grupo, pero partimos de una base donde la responsabilidad empieza en el individuo. Me encanta conocer que nuestros jugadores de la selección y Rafa Nadal han congeniado hasta el punto de compartir “pochas” en la Villa Olímpica, seguirse en los respectivos partidos y animarse a nuevos retos. Me encanta porque creo que en el deporte de élite ya no basta con ser un buen jugador sino que además hay que ser buenos deportistas y creo que el secreto de nuestras jóvenes estrellas es que sienten el deporte como una forma de vida.
jueves, 14 de agosto de 2008
Garbajosa, el factor diferencial
Ante todo, gracias por intervenir miniwoyomi en mi artículo sobre los roles. Me pides que me pronuncia sobre tu comentario y me ratifico en la idea de que Aíto no tiene roles preestablecidos y sí en que otorga más o menos protagonismo a sus jugadores en función del rendimiento que ofrecen en el partido en cuestión. Ante China tanto Rudy como Pau estuvieron soberbios en la segunda parte y prórroga y de ahí que los mantuviera en pista más tiempo que a los demás. Fueron ellos con su rendimiento los que se ganaron los minutos ya que si en su lugar, los destacados hubiesen sido Navarro y Felipe, por ejemplo, las rotaciones hubiesen beneficiado a estos últimos.
Frente a Alemania, por cierto yo he sido de los que ha trasnochado y así me va hoy…, el protagonismo ha recaído en Calderón y Garbajosa, el primero extraordinariamente efectivo atrás y adelante y Jorge dando la mejor noticia al mostrarse recuperado. Grandísima defensa ante Nowitzki y confianza para soltar la mano desde la distancia. Creo que Garbajosa es el “factor diferencial” que nos puede llevar a lo más alto. Porque la agresividad de Marc y Felipe son valores seguros y la calidad de Pau algo con lo que contamos para triunfar. Pero esos triples de Garbajosa y su inteligencia en defensa, son el margen que separa entre lo bueno y lo excelente. Necesitamos abrir las defensas y el único pivot con capacidad para meter con regularidad de tres puntos es Jorge. Con Garbajosa amenazando desde la distancia Pau se forrará dentro.
Por último. Tres de tres y en todos los partidos parcial determinante coincidente con la presencia de Ricky Rubio en pista.
Frente a Alemania, por cierto yo he sido de los que ha trasnochado y así me va hoy…, el protagonismo ha recaído en Calderón y Garbajosa, el primero extraordinariamente efectivo atrás y adelante y Jorge dando la mejor noticia al mostrarse recuperado. Grandísima defensa ante Nowitzki y confianza para soltar la mano desde la distancia. Creo que Garbajosa es el “factor diferencial” que nos puede llevar a lo más alto. Porque la agresividad de Marc y Felipe son valores seguros y la calidad de Pau algo con lo que contamos para triunfar. Pero esos triples de Garbajosa y su inteligencia en defensa, son el margen que separa entre lo bueno y lo excelente. Necesitamos abrir las defensas y el único pivot con capacidad para meter con regularidad de tres puntos es Jorge. Con Garbajosa amenazando desde la distancia Pau se forrará dentro.
Por último. Tres de tres y en todos los partidos parcial determinante coincidente con la presencia de Ricky Rubio en pista.
martes, 12 de agosto de 2008
Cosa de bases y pivots
De un tiempo a esta parte alimento la teoría de que el baloncesto moderno devorará la especie de los aleros. Que este juego, como afirmaba sarcásticamente Josep María Margall hace unos años, “es cosa de bases y pivots”. Era gracioso oírle tal afirmación siendo él uno de los referentes en esa posición contemporáneo además de otro como Epi, símbolo del alero por excelencia. Pero, opinión personal, el tiempo empieza a dar forma a esa radical afirmación del “Matraco”.
Cuando Aíto dio la lista definitiva de los “doce de Pekín” visualicé un quinteto con Ricky, Calderón y Rudy Fernández juntos y si no, con Navarro, o con Raül López, es decir, muchos minutos del partido con tres “pequeños” en pista, con tres jugadores exteriores con capacidad para subir el balón, para ponerla en el suelo en los bloqueos directos, para presionar toda pista… en definitiva para hacer lo que se le pide hoy a un base.
El menor tiempo de posesión y la mayor presión de las defensas provoca que los equipos necesiten tener en pista como mínimo dos jugadores que sean capaces de subir el balón. La figura del base clásico – Corbalán, Creus, Solozabal – se difumina en beneficio de otro perfil quizás menos director que permita iniciar los ataques - “llegar jugando” - y no tanto los sistemas, cada vez más cortos y basados en conceptos.
Los aleros, los “treses”, evolucionan hacia una posición que se confunde con “falsos cuatros” volviendo a aquello tan hablado hace un par de décadas de jugar con tres pequeños o tres grandes. Viendo el partido contra China y la remontada con Ricky, Calderón y Rudy juntos, corriendo la pista y con los hermanos Gasol cerca del aro me acordé nuevamente de la teoría del “Matraco”. “Esto es cosa de bases y pivots”.
Cuando Aíto dio la lista definitiva de los “doce de Pekín” visualicé un quinteto con Ricky, Calderón y Rudy Fernández juntos y si no, con Navarro, o con Raül López, es decir, muchos minutos del partido con tres “pequeños” en pista, con tres jugadores exteriores con capacidad para subir el balón, para ponerla en el suelo en los bloqueos directos, para presionar toda pista… en definitiva para hacer lo que se le pide hoy a un base.
El menor tiempo de posesión y la mayor presión de las defensas provoca que los equipos necesiten tener en pista como mínimo dos jugadores que sean capaces de subir el balón. La figura del base clásico – Corbalán, Creus, Solozabal – se difumina en beneficio de otro perfil quizás menos director que permita iniciar los ataques - “llegar jugando” - y no tanto los sistemas, cada vez más cortos y basados en conceptos.
Los aleros, los “treses”, evolucionan hacia una posición que se confunde con “falsos cuatros” volviendo a aquello tan hablado hace un par de décadas de jugar con tres pequeños o tres grandes. Viendo el partido contra China y la remontada con Ricky, Calderón y Rudy juntos, corriendo la pista y con los hermanos Gasol cerca del aro me acordé nuevamente de la teoría del “Matraco”. “Esto es cosa de bases y pivots”.
lunes, 11 de agosto de 2008
Aíto y los roles
Aíto nunca habla de titulares y suplentes si no de iniciales y no iniciales. Lleva décadas planteando los partidos con diez o incluso más jugadores y buscando con sus rotaciones tanto el máximo rendimiento propio como el progresivo desgaste del rival. Así lo hizo en el Barcelona durante muchas temporadas, luego en DKV Joventut con un teórico menor potencial y, como no, así lo hace en una Selección con doce estrellas consiguiendo además que los adversarios inicien los partidos con la sensación de que cuando ellos empiecen a notar desgaste saldrán del banquillo contrario tipos llamados Gasol, Navarro o Garbajosa, por ejemplo. Para quienes no hayan seguido de cerca la trayectoria de Aíto podrá sorprender ver como los “roles” de la Selección se han dividido entre doce pero los que llevamos un par de décadas conociéndolo, simplemente confirmamos lo que ya intuíamos. Eso le viene de lejos…
Recién llegado Aíto al Barcelona de los Epi, Solozabal, Sibilio y compañía le pregunté si era partidario o no de repartir papeles entre los jugadores – roles que se dice ahora – antes de iniciarse la temporada. Su respuesta fue tajante: “Pues no Miguel, no lo soy”, para iniciar a continuación su habitual gesto de tragar saliva y proceder a una pausada y convincente argumentación. “No me siento capaz de decirle a un jugador que será el referente del equipo si no sé ni si habrá otro que hará tantos méritos como él. En todo caso creo que los papeles, más que repartirlos, son los propios jugadores con su rendimiento los que se los ganan”. ¿Y cómo me acuerdo yo de esa respuesta y su argumento transcurridas más de dos décadas? Pues porque esa respuesta me impactó especialmente, primero porque empezaba yo a entrenar algún equipillo y Aíto era ya un referente y después al ver como esa declaración de intenciones tenía confirmación en el primer partido de liga, en la pista del Real Madrid, en su debut oficial como entrenador del Barcelona; Epi iniciaba el partido sentado en el banquillo y en cinco inicial Aíto incluía a un joven desconocido llamado Julián Ortiz. Hay que recordar que entonces todos los equipos tenían un cinco titular definido y las hoy llamadas rotaciones eran mínimas por no decir inexistentes.
NOTA: Por cierto, Epi se ganó en pocas semanas, con un rendimiento extraordinario, el rol de estrella indiscutible del Barcelona de la década de los 80.
Recién llegado Aíto al Barcelona de los Epi, Solozabal, Sibilio y compañía le pregunté si era partidario o no de repartir papeles entre los jugadores – roles que se dice ahora – antes de iniciarse la temporada. Su respuesta fue tajante: “Pues no Miguel, no lo soy”, para iniciar a continuación su habitual gesto de tragar saliva y proceder a una pausada y convincente argumentación. “No me siento capaz de decirle a un jugador que será el referente del equipo si no sé ni si habrá otro que hará tantos méritos como él. En todo caso creo que los papeles, más que repartirlos, son los propios jugadores con su rendimiento los que se los ganan”. ¿Y cómo me acuerdo yo de esa respuesta y su argumento transcurridas más de dos décadas? Pues porque esa respuesta me impactó especialmente, primero porque empezaba yo a entrenar algún equipillo y Aíto era ya un referente y después al ver como esa declaración de intenciones tenía confirmación en el primer partido de liga, en la pista del Real Madrid, en su debut oficial como entrenador del Barcelona; Epi iniciaba el partido sentado en el banquillo y en cinco inicial Aíto incluía a un joven desconocido llamado Julián Ortiz. Hay que recordar que entonces todos los equipos tenían un cinco titular definido y las hoy llamadas rotaciones eran mínimas por no decir inexistentes.
NOTA: Por cierto, Epi se ganó en pocas semanas, con un rendimiento extraordinario, el rol de estrella indiscutible del Barcelona de la década de los 80.
domingo, 10 de agosto de 2008
Madrugar con Alba y Ricky
Escribo tras el partido entre España y Grecia y no puedo evitar sentir una ilusión especial por lo que está viviendo nuestro baloncesto más allá de los resultados obtenidos. Siempre he relativizado los éxitos puntuales interesándome mucho más los proyectos a medio o largo plazo. Ya sé que eso vende poco, que es menos periodístico y que nada como unas cuantas medallas para que todo el mundo se entusiasme pero permitirme resaltar lo que hoy valoro como trascendental en este fin de semana.
Primero, los 18 puntos de Alba Torrens, tantos puntos como añitos tiene, en su debut olímpico. Alba es una jugadora exterior alta, atlética, dotada de un instinto y una clase excepcional. Fue considerada en su momento como la mejor jugadora europea de su edad y, sin esperar mejores ocasiones, la dirección deportiva de la FEB ha apostado por su presencia en la absoluta demostrando ella a la primera de cambio que está preparada competir en la élite mundial. Ya tenemos otra estrella y en mi opinión eso vale tanto, si no más, que cualquier medalla puntual.
Veinticuatro horas más tarde, vuelvo a ponerme delante del televisor en esa comodísima tarea de “quedado especial” y mi hijo Miquel me comenta: “Tengo ganas de ver a Ricky”. Y sí, salió el niño prodigio, 17 añitos, y la intensidad defensiva aumentó un par de grados, y su chispa ofensiva contagió a sus compañeros y España sumó un parcial de esos fundamentales en partidos trabados. Sin esperar más, Ricky ya está junto a las estrellas consagradas, los mismos que en su momento engancharon a miles de nuevos practicantes.
Que el espectacular presente de nuestro baloncesto masculino y femenino lo protagonicen también jóvenes de 17 y 18 años entusiasma todavía más.
Primero, los 18 puntos de Alba Torrens, tantos puntos como añitos tiene, en su debut olímpico. Alba es una jugadora exterior alta, atlética, dotada de un instinto y una clase excepcional. Fue considerada en su momento como la mejor jugadora europea de su edad y, sin esperar mejores ocasiones, la dirección deportiva de la FEB ha apostado por su presencia en la absoluta demostrando ella a la primera de cambio que está preparada competir en la élite mundial. Ya tenemos otra estrella y en mi opinión eso vale tanto, si no más, que cualquier medalla puntual.
Veinticuatro horas más tarde, vuelvo a ponerme delante del televisor en esa comodísima tarea de “quedado especial” y mi hijo Miquel me comenta: “Tengo ganas de ver a Ricky”. Y sí, salió el niño prodigio, 17 añitos, y la intensidad defensiva aumentó un par de grados, y su chispa ofensiva contagió a sus compañeros y España sumó un parcial de esos fundamentales en partidos trabados. Sin esperar más, Ricky ya está junto a las estrellas consagradas, los mismos que en su momento engancharon a miles de nuevos practicantes.
Que el espectacular presente de nuestro baloncesto masculino y femenino lo protagonicen también jóvenes de 17 y 18 años entusiasma todavía más.
viernes, 8 de agosto de 2008
El sudor de Giannakis
Era la Grecia de Gallis y fue en la semifinal contra la antigua Yugoslavia de Drazen Petrovic. Era el europeo de Atenas, en 1987, y Grecia ante más de veinte mil aficionados desafiaba a los mejores para conseguir un título que parecía imposible. La semifinal se estaba decidiendo cuando una pérdida de balón helena propició un claro contraataque del rival que debía culminar con una fácil bandeja. De pronto, Dios sabe de donde, apareció Giannakis y voló, sí literalmente voló robándole el balón por detrás al confiado jugador yugoslavo. Fue un vuelo pasional, impecable, decisivo que culminó con el cuerpo del ahora seleccionador griego aterrizando sobre el parquet mientras el balón salía por la línea de fondo. En la siguiente acción, un jugador yugoslavo resbaló a consecuencia del sudor dejado en el parquet por Giannakis, Grecia recuperó el balón y ganó el partido clasificándose para una final que también ganó a la entonces todopoderosa URSS…
Cada uno de nosotros tenemos algunas imágenes que quedan definitivamente guardadas en un rincón especial de la memoria. De los miles de partidos que he visto in situ o por televisión, esa acción de Giannakis es una de las que han permanecido ahí y cada vez que la selección española se enfrenta a Grecia asalta a mi recuerdo avisándome del perfil de nuestro rival. Giannakis ha conseguido transmitir a sus jugadores ese “sudor”, ese intangible llamado deseo, factor determinante para triunfar. No hay equipo que merezca más respeto que el que posee carácter y Grecia es uno de ellos.
Cada uno de nosotros tenemos algunas imágenes que quedan definitivamente guardadas en un rincón especial de la memoria. De los miles de partidos que he visto in situ o por televisión, esa acción de Giannakis es una de las que han permanecido ahí y cada vez que la selección española se enfrenta a Grecia asalta a mi recuerdo avisándome del perfil de nuestro rival. Giannakis ha conseguido transmitir a sus jugadores ese “sudor”, ese intangible llamado deseo, factor determinante para triunfar. No hay equipo que merezca más respeto que el que posee carácter y Grecia es uno de ellos.
jueves, 7 de agosto de 2008
Bienvenidos a "vuestro" Blog
Me presento: Soy uno de los miles de entrenadores anónimos repartidos por todas las categorías nacionales y autonómicas que entregamos horas y horas a nuestra pasión pero que además debemos hacerla compatible con un trabajo para poder pagar la hipoteca.
He tenido la suerte de que ese “trabajo añadido” – que desarrollo desde hace dos décadas en la revista Gigantes del Basket –estuviera directamente relacionado con el baloncesto y en los últimos años mi privilegio ha sido aún mayor al integrarme como colaborador del Gabinete Técnico de la FEB en una labor que me permite profundizar aún más en el baloncesto.
Este Blog no pretende más que ser un escaparate de opiniones y reflexiones sobre la actualidad de nuestro baloncesto intentando buscar una mirada diferente, si es posible más profunda, sobre este fascinante mundo que es nuestro deporte.
Abro las puertas de mi Blog a todos aquellos que deseen utilizarlo para exponer sus opiniones y poder contrastarlas. Soy un convencido que el debate sano y constructivo se convierte en la principal herramienta para seguir aprendiendo.
He tenido la suerte de que ese “trabajo añadido” – que desarrollo desde hace dos décadas en la revista Gigantes del Basket –estuviera directamente relacionado con el baloncesto y en los últimos años mi privilegio ha sido aún mayor al integrarme como colaborador del Gabinete Técnico de la FEB en una labor que me permite profundizar aún más en el baloncesto.
Este Blog no pretende más que ser un escaparate de opiniones y reflexiones sobre la actualidad de nuestro baloncesto intentando buscar una mirada diferente, si es posible más profunda, sobre este fascinante mundo que es nuestro deporte.
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