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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Serbia nos aparta de las medallas

Un triple desde nueve metros de Teodosic nos condenó a una cruel derrota. España no podrá revalidar el título de Campeón del Mundo y tras cuatro años consecutivos consiguiendo medallas esta vez volverá a casa sin metal. La Selección luchará por el quinto puesto.


Restaban 26 segundos para el final y Serbia atacó con empate a 89 tras un partido impresionante, extraordinario. España había vivido a remolque en el marcador teniendo como principal virtud la resistencia a un descomunal acierto ofensivo del rival. Pero cuando se acababa la posesión Teodisic, un gran jugador, anotó desde nueve metros una canasta descomunal que nos apartaba definitivamente de las medallas. Fue un partido durísimo frente a una Serbia que vuelve a ser una selección de altísimo nivel. España jugó al límite pero no encontró soluciones ni en ataque ni en defensa

Los problemas aparecieron desde el primer momento con una Serbia extraordinaria en ataque, anotando todo lo que tiraba, ya fuera desde 6,25 o desde dentro de la pintura. La defensa española era insuficiente, era una manta corta en la que cuando se tapaba una parte del ataque rival, la amenaza llegaba desde la otra. Serbia demostraba su talento natural, su facilidad para crear juego tanto en las situaciones de dos contra dos como en las finalizaciones. El contrario no perdonaba un sólo tiro liberado y entre Bjelica y Velickovic conseguían que el luminoso señalara un alarmante para España 23-13. Y ahí surgió el capitán sacando los galones. Navarro se echó el equipo a la espalda ante el desacierto de sus compañeros y con una serie de canastas – 13 puntos en el primero cuarto – evitó males mayores. El 27-23 del marcador evidenciaba los problemas defensivos de una Selección incapaz en ese primer cuarto de frenar el eficaz ataque Serbio.

En el segundo cuarto y ya con todos los titulares de ambos equipos descansando en el banquillo el partido cambió, durante algunos minutos, de guión. Las defensas empezaban a imponerse aunque la causa principal cabría encontrarla también en las características ofensivas de los jugadores en pista. La defensa zonal Serbia invitaba a tirar colapsando el juego interior español y en ese escenario Fran Vázquez mostraba su capacidad de intimidación taponando y reboteando con solvencia mientras Llull dotaba de mayor intensidad a la primera línea defensiva. Con 37-30 en el marcador Scariolo devolvía a la pista a los jugadores que habían salido de inicio aunque esta vez los serbios ya esperaban a Navarro para impedirle de todas las formas posibles que recuperase la inspiración. Krstic cerca del aro y Teodosic en el perímetro dañaban la defensa española que seguía sin poder cerrar las vías de agua encajando 49 puntos – muchos, demasiados para aspirar a victoria – en los primeros veinte minutos. 49-41, prácticamente los veinte minutos por debajo en el marcador y por lo tanto con el reto del “más difícil todavía”.

Paciencia e intensidad debían conjugarse, teóricamente, para la remontada y sin embargo en apenas dos minutos un parcial de 0-10 situó a España por delante en el marcador (49-50) consiguiendo dar un giro radical al partido. Rudy aparecía por fin en esa labor en la que se multiplica en todas las facetas del juego. La defensa de la Selección se intensificaba y los serbios ya no vivían con la inspiración de la primera parte. El partido entraba en una fase tensa, de un juego mucho más denso, más duro. En juego estaba nada menos que entrar en las medallas. El marcador ahora ya se alternaba con ventajas mínimas a favor de unos y otros llegando así al final del tercer cuarto con incertidumbre, con dramatismo porque a España le faltaba acierto en los triples para conseguir voltear definitivamente el partido. 66-63 para Serbia y el último cuarto por jugar.

Una defensa zonal consiguió por momento frenar la racha serbia. Los problemas aumentaban en la medida que el rival seguía inspirado en ataque solucionando con triples atasco en el juego interior y por el contrario España no conseguía inspiración necesaria para conseguir situarse por delante. España resistía por detrás en el marcador, teniendo como principal virtud esa constancia en el esfuerzo, ese creer que era posible, sin bajar los brazos pese a ver como Serbia se distancia ocho puntos. 1,38 para el final Serbia ganaba por cinco puntos y un triplazo de Navarro devolvía la esperanza – 89-87 a menos de un minuto para el final-. España recuperaba el balón y Navarro asistía a Marc Gasol para el empate a 89. 26 segundos para el final, balón de Serbia, máxima expectación tras un partido maravilloso, impresionante. Teodisic anotaba un triple asesino desde nueve metros que nos condenaba.

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