Tiempo de reflexión, de análisis, de contraste de opiniones. Me consta que la Federación siempre lo hace, siempre lo ha hecho, tras cada campeonato, tanto en el éxito como en la decepción, tanto en lo referente a las selecciones absolutas como en las de formación. Es un sano ejercicio de revisión de actuaciones, de evaluación de rendimientos individuales y colectivos que permiten construir el futuro con una importante base de información desde la que incidir en aspectos positivos y mejorar los negativos.
Pasado impecable que nos ha acostumbrado al triunfo y futuro ilusionante que nos debe mantener mucho tiempo en esa élite internacional cada año más cara. Hay motivos para contemplar el horizonte con el convencimiento de que el ciclo no sólo no ha acabado todavía sino que se va renovando progresivamente consiguiendo incorporar a la Selección jugadores jóvenes con recorrido. Muchas de las estrellas de la generación del 80 tienen capacidad para seguir ilusionando pasados los treinta y así los Pau Gasol, Navarro, Calderón o Felipe dan la sensación de tener todavía grandes años de baloncesto al máximo nivel por delante, al menos un ciclo de cuatro años culminando en el 2014, Mundial en España. Garbajosa y Raül también aunque más castigados por lesiones graves y Mumbrú algo distanciado de la competición más exigente. No es una cuestión de cuántos años tendrán entonces sino de cómo están ahora y de cómo irán estando los próximos veranos. Pero los mencionados, especialmente los cuatro primeros, parecen jugadores que con los años incuso ahora van siendo cada vez un poco mejores. A ellos se van uniendo jugadores de altísimo nivel como Rudy, Ricky, Marc, Vázquez – una de las mejores noticias del Mundial -, Llull, San Emeterio, Claver… estos sí en continua e indiscutible evolución que seguro serán mejores a medida que pasen los años. A todos estos nombres propios existen algunos más de presente y otros jóvenes que van apareciendo desde las categorías de formación.
España tiene, competitivamente con el resto de países, grandes jugadores en varias de las posiciones claves en el baloncesto actual y de siempre como son la de bases, escoltas y pivots. Puede que la posición de ala-pivot, de “Carlos Jiménez” para entendernos, sea la que todavía debe acabar de definirse en la necesidad de hacer una clara apuesta por jugadores de presente y futuro. Carlos Suárez, ahora en el Real Madrid, debe dar el salto de buen a gran jugador, al igual que Claver, un jugador con capacidad atlética y técnica como para convertirse en versátil o incluso otro nombre propio como Pere Tomás de una factoría verdinegra que no deja ni dejará de producir talentos.
Lo que si es un hecho constatable es que la competencia internacional cada vez es más grande y por lo tanto los pequeños detalles se convierten en trascendentales a la hora de luchar por las medallas. Cualquiera de los ocho mejores del Mundial podía haber sido finalista en una tendencia que cada año será más habitual. Las diferencias se reducen hasta el punto de que, con la excepción de Estados Unidos que puede formar dos o tres selecciones de máximo nivel, el resto tiene que medir muchísimo todas sus decisiones. Pero ojo, España sigue teniendo potencialmente un equipo de alto nivel para afrontar la próxima cita con tanta ambición como el que más.
Pasado impecable que nos ha acostumbrado al triunfo y futuro ilusionante que nos debe mantener mucho tiempo en esa élite internacional cada año más cara. Hay motivos para contemplar el horizonte con el convencimiento de que el ciclo no sólo no ha acabado todavía sino que se va renovando progresivamente consiguiendo incorporar a la Selección jugadores jóvenes con recorrido. Muchas de las estrellas de la generación del 80 tienen capacidad para seguir ilusionando pasados los treinta y así los Pau Gasol, Navarro, Calderón o Felipe dan la sensación de tener todavía grandes años de baloncesto al máximo nivel por delante, al menos un ciclo de cuatro años culminando en el 2014, Mundial en España. Garbajosa y Raül también aunque más castigados por lesiones graves y Mumbrú algo distanciado de la competición más exigente. No es una cuestión de cuántos años tendrán entonces sino de cómo están ahora y de cómo irán estando los próximos veranos. Pero los mencionados, especialmente los cuatro primeros, parecen jugadores que con los años incuso ahora van siendo cada vez un poco mejores. A ellos se van uniendo jugadores de altísimo nivel como Rudy, Ricky, Marc, Vázquez – una de las mejores noticias del Mundial -, Llull, San Emeterio, Claver… estos sí en continua e indiscutible evolución que seguro serán mejores a medida que pasen los años. A todos estos nombres propios existen algunos más de presente y otros jóvenes que van apareciendo desde las categorías de formación.
España tiene, competitivamente con el resto de países, grandes jugadores en varias de las posiciones claves en el baloncesto actual y de siempre como son la de bases, escoltas y pivots. Puede que la posición de ala-pivot, de “Carlos Jiménez” para entendernos, sea la que todavía debe acabar de definirse en la necesidad de hacer una clara apuesta por jugadores de presente y futuro. Carlos Suárez, ahora en el Real Madrid, debe dar el salto de buen a gran jugador, al igual que Claver, un jugador con capacidad atlética y técnica como para convertirse en versátil o incluso otro nombre propio como Pere Tomás de una factoría verdinegra que no deja ni dejará de producir talentos.
Lo que si es un hecho constatable es que la competencia internacional cada vez es más grande y por lo tanto los pequeños detalles se convierten en trascendentales a la hora de luchar por las medallas. Cualquiera de los ocho mejores del Mundial podía haber sido finalista en una tendencia que cada año será más habitual. Las diferencias se reducen hasta el punto de que, con la excepción de Estados Unidos que puede formar dos o tres selecciones de máximo nivel, el resto tiene que medir muchísimo todas sus decisiones. Pero ojo, España sigue teniendo potencialmente un equipo de alto nivel para afrontar la próxima cita con tanta ambición como el que más.
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