Escucho a Lolo Sainz en Radio FEB recordar aquellas horas en Pau esperando el desenlace de un Francia – Eslovenia del Eurobasket del 99 que nos mandaba a casa o a cuartos de final. Como en la película de Woody Allen “Match Ball”, la suerte, ese factor tantas veces decisivo, quiso que la pelota cayera del lado bueno una vez tocada la red y la victoria de Francia nos metió en unos cruces ante Lituania que fueron el inicio de una década mágica. Recordaba Lolo, con un tono de voz emocionado, como en ese campeonato en el que se acabó consiguiendo la medalla de plata, se creó un ambiente de complicidad, de compromiso, de generosidad que han acompañado a la Selección a lo largo de todos estos años.
Curiosamente la palabra Pau, referida a esa preciosa ciudad francesa y al nombre de nuestra estrella universal se convierte en mágica a la hora de repasar la historia moderna del equipo nacional. A la hora de destacar los valores fundamentales que se han convertido en elemento imprescindible para afrontar cualquier reto. Amistad, compromiso, generosidad, esfuerzo…
Esos valores deben estar presentes en el libro no escrito de todos los entrenadores, de élite o de formación, de equipos grandes y anónimos. Esos valores deben ser recordados e impulsados como la primera página de nuestro baloncesto. En el deporte de hoy el derroche de esfuerzo, de entrega, de comunión entre todos los jugadores no puede entenderse sin esos valores fundamentales. De talento, de entrenadores de calidad, de medios y capacidades tácticas y físicas, de investigación y desarrollo, no solo no andamos escasos sino que cada vez evolucionamos de manera más adecuada. No nos olvidemos de inculcar y añadir a todas estas virtudes la necesidad de que los jugadores se impregnen de esos valores.
domingo, 12 de octubre de 2008
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