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viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Cuál es el proyecto de tu club?

Recuerdo que hace uno año aproximadamente realicé esa pregunta a un responsable de una sección de un club “importante” y la respuesta fue una mirada de sorpresa. Días más tarde se la realicé a su Director Deportivo o General Manager, que suena más impactante y éste contestó casi ofendido: “Pues ganar, ¿cual va ser?, ganar”. Creo que ninguno de los dos se mantiene hoy en el cargo, ni tampoco el entrenador, ni la mitad de la plantilla. Por cierto, ganar, no ganaron nada.

Hablo con Paco García y me transmite máxima ilusión no sólo por lo que pueda hacer su equipo esta temporada sino por lo que puede llegar a hacer su club, el Breogan, en este y los próximos años, tanto en lo referente al primer equipo como en los de formación. Días más tardes me reúno con Sito Alonso en Badalona y me habla de filosofía deportiva, de valores, de un club que intenta hacer conjugar victoria y proyecto deportivo. Son dos ejemplos, Breogan y Joventut, Paco García y Sito Alonso, distantes en la categoría, en la trayectoria personal pero identificados por una palabra común que cada día tiene más valor en el baloncesto actual: Proyecto.

Ángel Palmi defiende la teoría de que los entrenadores deben ser capaces de hacer algo más por el baloncesto que limitarse a entrenar a su equipo. Se refiere el Director Deportivo de la FEB a que es importante implicarse en un proyecto que haga crecer las entidades desde las parcelas deportivas pero también organizativas. Sostiene que los entrenadores tienen un papel fundamental para transmitir ese mensaje edificante ya no sólo a sus propios directivos sino al resto de entrenadores que se forman bajo la influencia de los ya consagrados.

Creo que el modelo ganar o ganar, impulsado por la filosofía balcánica cuando eran dominadores de continente, irá poco a poco perdiendo sentido derivando hacia una variante mucho más sana que será la de “crecer y ganar”. Que poco a poco la evolución de la sociedad y la mejor educación deportiva entenderá que el camino hacia la victoria final empieza mucho antes y parte desde la buena estructura deportiva y organizativa, desde la transmisión de valores adecuados a los jóvenes entrenadores y jugadores y, sobretodo, desde la necesidad de que la gestión deportiva esté en manos de quien entienda esos criterios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así titula Miguel Panadés un post en su blog que me ha parecido realemente interesante. Y por eso aprovecho para contestarle desde el mío. (Espero que los trackbacks funcionen adecuadamente!)

La verdad es que esa pregunta se la deberían hacer muchos clubes, y más aún aquellos que se encuentran en una situación desorientada. Por mi experiencia en la LEB, cada año hay 15 equipos que quieren volver a ACB, porque ya han estado allí y se consideran con suficiente entidad como para volver… pero todos saben que sólo suben dos. Esta es precisamente la primera respuesta que le dieron: “ganar - ganar”. Y esta óptica lleva al fracaso de la desorientación.

Realmente, yo pienso que un Club tiene que tener un proyecto sólido en diferentes niveles: deportivo, social y económico.

Deportivo en las diversas facetas de un Club. Si la formación de la base no funciona, no se podrá alimentar al primer equipo con jóvenes promesas del lugar. Esto tiene una gran importancia para el arraigo e identificación de la masa social con el Club.
Social, involucrándose con la ciudad, con el entorno, con las empresas, con los socios…
Económico, siendo muy conscientes y realistas del presupuesto que se tiene, y adecuando el proyecto deportivo a la capacidad de hacer frente a él. No se puede seguir con el modelo de gestión deficitario de origen. Ya se ha demostrado, y Girona es una caso triste, que se pueden tener muy buenos años de baloncesto… pero no es sostenible.
Miguel concluye:

Que poco a poco la evolución de la sociedad y la mejor educación deportiva entenderá que el camino hacia la victoria final empieza mucho antes y parte desde la buena estructura deportiva y organizativa, desde la transmisión de valores adecuados a los jóvenes entrenadores y jugadores y, sobretodo, desde la necesidad de que la gestión deportiva esté en manos de quien entienda esos criterios.

Toda la razón del mundo. Ojalá que los que dirigen los clubes se den cuenta.