El baloncesto español está, más que nunca, en disposición de compartir y repartir conocimiento, seguramente, el valor más importante.
Hace tiempo que leí una frase referente a la necesidad de creer en utopías. Estoy de acuerdo. Todos los que amamos el baloncesto desde hace unas cuantas décadas vivimos el presente con la satisfacción de confirmar como lo que hace años parecía imposible hoy es una realidad. La utopía se ha cumplido, al menos en el baloncesto, gracias a que la eficiencia en el trabajo de muchos ha ido acompañada de las necesarias dosis de ilusión sin las que es imposible acometer ningún éxito.
Contemplar el panorama actual de nuestro baloncesto, tanto en lo referente a los éxitos individuales de nuestras como de los éxitos de nuestras selecciones masculinas y femeninas, en la élite y en la formación y de las competiciones FEB, representa haber cumplido e incluso superado con creces los objetivos marcados hace más de una década.
Pienso que vale la pena consolidar y si es posible incrementar los éxitos de la élite y la vez plantear nuevas utopías relacionadas con el baloncesto menos visible. El trabajo de formación de entrenadores y posterior formación continua a través de diferentes plataformas está llegando a cada vez más rincones – ya no sólo de España sino internacionalmente - para beneficio de miles de jugadores y jugadoras que se inician en nuestro deporte. Esa transmisión y ya exportación de experiencias está contribuyendo no sólo a ser mejores sino a sentir la necesidad y obligación de seguir siéndolo.
El éxito es la plataforma ideal desde donde abrazar el baloncesto en toda su dimensión para hacerlo crecer desde los orígenes más humildes. El baloncesto español está, más que nunca, en disposición de compartir y repartir conocimiento, seguramente, el valor más importante. Así lo viene haciendo y así pretende seguir. Merece la pena por muchas razones entre otras porque no hay mejor manera que alcanzar la felicidad que a través de la generosidad.
Hace tiempo que leí una frase referente a la necesidad de creer en utopías. Estoy de acuerdo. Todos los que amamos el baloncesto desde hace unas cuantas décadas vivimos el presente con la satisfacción de confirmar como lo que hace años parecía imposible hoy es una realidad. La utopía se ha cumplido, al menos en el baloncesto, gracias a que la eficiencia en el trabajo de muchos ha ido acompañada de las necesarias dosis de ilusión sin las que es imposible acometer ningún éxito.
Contemplar el panorama actual de nuestro baloncesto, tanto en lo referente a los éxitos individuales de nuestras como de los éxitos de nuestras selecciones masculinas y femeninas, en la élite y en la formación y de las competiciones FEB, representa haber cumplido e incluso superado con creces los objetivos marcados hace más de una década.
Pienso que vale la pena consolidar y si es posible incrementar los éxitos de la élite y la vez plantear nuevas utopías relacionadas con el baloncesto menos visible. El trabajo de formación de entrenadores y posterior formación continua a través de diferentes plataformas está llegando a cada vez más rincones – ya no sólo de España sino internacionalmente - para beneficio de miles de jugadores y jugadoras que se inician en nuestro deporte. Esa transmisión y ya exportación de experiencias está contribuyendo no sólo a ser mejores sino a sentir la necesidad y obligación de seguir siéndolo.
El éxito es la plataforma ideal desde donde abrazar el baloncesto en toda su dimensión para hacerlo crecer desde los orígenes más humildes. El baloncesto español está, más que nunca, en disposición de compartir y repartir conocimiento, seguramente, el valor más importante. Así lo viene haciendo y así pretende seguir. Merece la pena por muchas razones entre otras porque no hay mejor manera que alcanzar la felicidad que a través de la generosidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario