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martes, 22 de diciembre de 2009

Wooden y Messina

Columna publicada en Gigantes del Basket

Los jugadores entrenados por el mítico técnico de UCLA, John Wooden, considerado por muchos como el mejor de los mejores en la historia de baloncesto, coincidían en afirmar que en los entrenamientos no había descanso – cuentan que ni sillas, ni agua – y que la exigencia era brutal durante las dos horas exactas, ni un minuto más ni uno menos, que duraba la sesión. Cuentan que Wooden buscaba siempre la intensidad y velocidad máxima durante todos los ejercicios y especialmente en los “cinco contra cinco” de los entrenamientos para, sorprendentemente, relajar la tensión e incluso la velocidad en el juego durante el desarrollo de algunos partidos. Era, dicen, uno de los secretos del éxito de Wooden. Es decir, que lo que se entrenaba era la capacidad mental para resistir en los partidos la máxima intensidad física para luego aplicar la forma de jugar más conveniente en cada momento.

Hace unos meses, en una conversación con Andersen, el pivot australiano que coincidió con Messina en el CSKA de Moscú confesaba que la exigencia de Messina en las sesiones de entrenamiento era total desde el primer día de la pretemporada hasta el último. Que no había posibilidad para la relajación y que eso provocaba que, cuando llegaban los partidos decisivos, el jugador siempre rindiese a buen nivel porque no había “mayor presión que a la que te sometía Messina”.

Contemplando el primer cuarto del partido del Real Madrid en el OAKA no he podido evitar acordarme de los testimonios de los jugadores entrenadores por Wooden – 10 títulos de la NCAA con UCLA – y del de Andersen. Seguramente el secreto del máximo rendimiento en el baloncesto andará cerca del conseguir conjugar la máxima intensidad física y emocional combinada con la tranquilidad, con el control del ritmo del partido, con la lectura adecuada de las ventajas. Una difícil combinación de virtudes que sólo están al alcance de los mejores jugadores siempre y cuando, eso sí, estén entrenados por los mejores entrenadores.

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