El triunfo de los proyectos deportivos, el desarrollo del ingenio para crecer desde la modestia, el impulso que da la ilusión, ese intangible decisivo para acometer retos que pueden parecer imposibles.
Llegan las finales de unas competiciones con formatos diseñados desde la búsqueda de la justicia deportiva – el mejor de la fase regular obtiene la recompensa del ascenso directo – y de la emoción que ofrecen unos playoff siempre inciertos, siempre repletos de ilusión, drama y espectáculo. El baloncesto se ha vivido y sigue viviéndose con una intensidad insuperable en estas ligas fundamentales para el desarrollo profesional y deportivo de cientos de jugadores, de decenas de entrenadores con sus respectivos equipos técnicos, de periodistas especializados que cubren la información desde los medios locales. Las Ligas Adecco han encontrado el respaldo de miles de aficionados que, repartidos en 39 equipos, también han disfrutado de su espacio para implicarse en la emoción del baloncesto.
Se acerca la hora del balance, de las cuentas de resultados, de la comprobación de si lo que se planeó se ha cumplido. Y claro, en ese análisis aparecerán ejemplos para todos los gustos y colores pero, en general, la apreciación de ambas competiciones, Oro y Plata, cada una con sus realidades, con sus diferencias, es que los objetivos deportivos se han cumplido sobradamente. Que muchos jugadores, jóvenes y veteranos – que también éstos tienen derecho a seguir aportando experiencia a nuestro deporte – han encontrado su lugar, lo mismo que entrenadores noveles y consagrados, lo mismo que clubes que irrumpen desde categorías autonómicas hasta los que arrastran trayectorias brillantes entre la élite. Porque el baloncesto es de todos y por lo tanto debe llegar a todos.
Las Ligas Adecco poseen la fuerza de la ilusión de muchos por vivir momentos especiales que tantas veces parecen reservados a unos pocos. Las Ligas Adecco abrazan sueños que provocan reacciones emocionantes como las protagonizadas por las aficiones de La Laguna y Melilla recibiendo como campeones a sus equipos, eliminados en semifinales de los playoff de Oro. El baloncesto en estado puro, el triunfo de los proyectos deportivos, el desarrollo del ingenio para crecer desde la modestia, el impulso que da la ilusión, ese intangible decisivo para acometer retos que pueden parecer imposibles. Todos esos valores representan las Ligas Adecco para nuestro deporte.
Llegan las finales de unas competiciones con formatos diseñados desde la búsqueda de la justicia deportiva – el mejor de la fase regular obtiene la recompensa del ascenso directo – y de la emoción que ofrecen unos playoff siempre inciertos, siempre repletos de ilusión, drama y espectáculo. El baloncesto se ha vivido y sigue viviéndose con una intensidad insuperable en estas ligas fundamentales para el desarrollo profesional y deportivo de cientos de jugadores, de decenas de entrenadores con sus respectivos equipos técnicos, de periodistas especializados que cubren la información desde los medios locales. Las Ligas Adecco han encontrado el respaldo de miles de aficionados que, repartidos en 39 equipos, también han disfrutado de su espacio para implicarse en la emoción del baloncesto.
Se acerca la hora del balance, de las cuentas de resultados, de la comprobación de si lo que se planeó se ha cumplido. Y claro, en ese análisis aparecerán ejemplos para todos los gustos y colores pero, en general, la apreciación de ambas competiciones, Oro y Plata, cada una con sus realidades, con sus diferencias, es que los objetivos deportivos se han cumplido sobradamente. Que muchos jugadores, jóvenes y veteranos – que también éstos tienen derecho a seguir aportando experiencia a nuestro deporte – han encontrado su lugar, lo mismo que entrenadores noveles y consagrados, lo mismo que clubes que irrumpen desde categorías autonómicas hasta los que arrastran trayectorias brillantes entre la élite. Porque el baloncesto es de todos y por lo tanto debe llegar a todos.
Las Ligas Adecco poseen la fuerza de la ilusión de muchos por vivir momentos especiales que tantas veces parecen reservados a unos pocos. Las Ligas Adecco abrazan sueños que provocan reacciones emocionantes como las protagonizadas por las aficiones de La Laguna y Melilla recibiendo como campeones a sus equipos, eliminados en semifinales de los playoff de Oro. El baloncesto en estado puro, el triunfo de los proyectos deportivos, el desarrollo del ingenio para crecer desde la modestia, el impulso que da la ilusión, ese intangible decisivo para acometer retos que pueden parecer imposibles. Todos esos valores representan las Ligas Adecco para nuestro deporte.
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