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jueves, 15 de abril de 2010

Los entrenadores y la prensa


Los entrenadores profesionales deben tener hoy la capacidad para entender la importancia de utilizar a los medios de comunicación como un altavoz más para emitir en cada momento los mensajes convenientes. La prensa se convierte en una herramienta trascendental en la comunicación del entrenador tanto con la afición, con el club e incluso con sus propios jugadores. Pep Guardiola, por ejemplo, está dando cada semana un par de clases maestras de qué decir en cada momento para que ese mensaje llegue a sus jugadores, a su público y también a sus rivales. ¿Improvisa?, en absoluto. Su discurso ante la prensa forma parte de su trabajo como entrenador profesional.

Esa lección procedente de la élite absoluta es aplicable perfectamente al entorno del baloncesto en ACB, Adecco Oro y Plata donde la prensa local tiene una importancia capital a la hora de crear opinión entre las aficiones, los directivos y por supuesto los jugadores. Es importante “dar el titular” y para ello es importante incluso preparar con antelación el discurso adecuado. La figura de los responsables de comunicación en los clubes, profesionales conocedores de las necesidades y actitudes de los medios, deben ayudar al entrenador que no acaba de entender la repercusión que pueden tener unas palabras desafortunadas en un momento inoportuno. No es lo mismo una entrevista de radio o televisión que en un medio escrito. Y no es lo mismo un reportaje de dos páginas que una rueda de prensa. El entrenador debe saber a quién habla y tener la capacidad de dar él el “titular” de la entrevista. Si no tiene esa capacidad, debe estar bien asesorado o instruido.

Esta, guste o no, es una realidad con la que el entrenador actual debe convivir. De la misma manera que el nuevo técnico profesional debe conocer el funcionamiento de otras ciencias asociadas al baloncesto, debe, entre otras cosas, mejorar sus conocimientos de inglés o de informática, también debe ser capaz de tener nociones de psicología de la comunicación porque así sabrá llegar de manera indirecta pero efectiva a sus propios jugadores y al entorno del equipo. La habilidad de saber decir lo adecuado al equipo, a los árbitros durante un partido o al directivo de turno, debe tener en el entrenador continuidad a la hora de ponerse delante de un micrófono o una grabadora ante un periodista.

Pondré un par de ejemplos que me han llamado la atención últimamente. Leí hace unas semanas un titular en boca de un entrenador de una de las ligas de baloncesto españolas que decía: “El objetivo del equipo esta temporada prácticamente se ha cumplido”. Desde entonces a hoy el equipo entró en una racha de resultados negativos que provocan que, contra pronóstico, se estén jugando la permanencia. También leí hace poco otro titular de un entrenador de fútbol que rezaba: “El equipo ya está sano”, refiriéndose a esa simbólica enfermedad que misteriosamente afectaba en los resultados. Tras ese titular, dos derrotas consecutivas. Hay muchas más e incluso algunas que han costado la cabeza del entrenador – “mi equipo no puede competir…”
Cualquier frase sacada de contexto – por cierto algo habitual en la prensa porque un titular ha de ser corto y llamativo – puede convertirse en un mensaje inadecuado y por lo tanto altamente perjudicial de la misma manera que una buena frase puede ser un factor motivante más o de refuerzo del propio entrenador.


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