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martes, 16 de febrero de 2010

All Star

Existe un modelo público al alcance de todos y hay miles de chavales esperando poder imitarlo. Los entrenadores tenemos la obligación de convertirnos en el vehículo para que lo consigan.

Reconozco no haber sido nunca un gran aficionado a la NBA y mucho menos a los All Star pero, en las últimas temporadas tanto la presencia de Pau como, principalmente, el insistente interés de mi hijo, joven practicante alevín, han hecho que me interese más y tras grabarlos, pase horas delante del televisor contemplando tanto los diferentes concursos de habilidad, tiro y mates como incluso el partido entero de la estrellas. Y reconozco que este año me lo he pasado especialmente bien disfrutando de la extraordinaria calidad técnica y capacidad física de estos superdotados de nuestro deporte.

La influencia de la NBA en el baloncesto de iniciación es enorme. Baste ver las camisetas de los chavales en los entrenamientos y su conocimiento sobre los mejores jugadores de esa liga de estrellas. Por eso disfruté especialmente viendo tanto el concurso de triples como el de habilidad, en ambos casos, una clase magistral de técnica individual que sería muy interesante utilizarla como modelo en los entrenamientos de iniciación. Ver a Steve Nash realizar los diferentes cambios de mano y dirección, gesto elemental en los primeros ejercicios de bote, es un regalo para los chavales que debería ser utilizado por los entrenadores para motivarles a mejorar el dominio de las dos manos. Ver el gesto técnico en el concurso de triples, tanto por la colocación de los pies, del codo, de la espalda y del golpe final de la muñeca fue otra muestra para ser aprovechada. Observé mucha calidad técnica en esos dos concursos.

Los niños y niñas en iniciación hacen muchos gestos por imitación por lo que merece la pena utilizar esas imágenes ejemplares y realizables por ellos como un elemento más en sus herramientas de aprendizaje. Los mates, las jugadas espectaculares, las canastas imposibles, son complementos ideales para envolver el producto pero tanto los entrenadores como los directores deportivos de los clubes deberían – deberíamos – sacar partido de los diferentes modelos a los que continuamente tenemos oportunidad de acceder y seleccionarlos adecuadamente para incentivar, para ilusionar y, sobretodo, para enseñar.

Viendo el All Star no puedo evitar pensar en esa Red Experiencias necesaria para mejorar los procesos formativos en nuestro deporte. La calidad de las estrellas debe llegar a los que empiezan y el vehículo conductor deben ser los entrenadores y, si por inexperiencia de éstos, no se les ocurre ahí es donde deben intervenir los directores deportivos o directores técnicos de esos clubes que deben ser capaces de tutelar a sus entrenadores más jóvenes. Existe un modelo público al alcance de todos y hay miles de chavales esperando poder imitarlo. Los entrenadores tenemos la obligación de convertirnos en el vehículo para que lo consigan.

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