Diccionario Andrés Montes
Mi hijo de 10 años ha quedado impresionado al enterarse de la noticia de la muerte de Andrés Montes. Le encanta el baloncesto y en los últimos veranos se lo ha pasado en grande con lo que hacían “ET” Gasol, “La Bomba” Navarro, “Espartaco” Felipe, “Multiusos” Garbajosa, “Rickybisnes”… y por supuesto con las bromas que oía de esa voz inconfundible, de los tambores de guerra… ¡Qué vienen los Siux”!, de los ratatatata, de los triiiiiiiiiiiiiiiiiples. Y como él muchísimos otros jóvenes aficionados, futuros jugadores... Le he contado una anécdota que viví hace años en el Palau Sant Jordi cuando Epi y Andrés Montes, entonces pareja televisiva en un programa de baloncesto del Plus, pasaron junto a una grada repleta de chavales. Muchos de ellos se acercaron para pedirle un autógrafo a… Andrés Montes. Recuerdo la sonrisa de Epi aceptando con resignación que la “estrella” del momento era el otro.
Se ha ido un tipo especial, un periodista y locutor singular, un profesional que tuvo la virtud de crear un sello propio. Un tío con personalidad y, según los que le conocían mucho más y mejor que yo, una gran persona. Siento una tristeza especial porque tengo la sensación de que esa vida maravillosa que él siempre proclamaba en sus transmisiones suele no serlo tanto y con demasiada frecuencia nos impacta con noticias muy crueles.
Eso sí, las desapariciones prematuras provocan que de pronto el recuerdo se agrande, que desaparezca la persona pero nazca el mito. Que a lo que se le daba relativa importancia adquiera una relevancia mayor. Porque desgraciadamente no andamos sobrados de ingenio, de sentido del humor, de fina autocrítica. Porque la ironía es necesaria y aunque seguro que durante sus locuciones algunos pudieran reclamar más información y menos cachondeo, seguro, seguro, que en el futuro otros muchos, entre ellos mi hijo Miquel, añorarán ese singular “partido paralelo” que también jugaba Andrés Montes.
Se ha ido un tipo especial, un periodista y locutor singular, un profesional que tuvo la virtud de crear un sello propio. Un tío con personalidad y, según los que le conocían mucho más y mejor que yo, una gran persona. Siento una tristeza especial porque tengo la sensación de que esa vida maravillosa que él siempre proclamaba en sus transmisiones suele no serlo tanto y con demasiada frecuencia nos impacta con noticias muy crueles.
Eso sí, las desapariciones prematuras provocan que de pronto el recuerdo se agrande, que desaparezca la persona pero nazca el mito. Que a lo que se le daba relativa importancia adquiera una relevancia mayor. Porque desgraciadamente no andamos sobrados de ingenio, de sentido del humor, de fina autocrítica. Porque la ironía es necesaria y aunque seguro que durante sus locuciones algunos pudieran reclamar más información y menos cachondeo, seguro, seguro, que en el futuro otros muchos, entre ellos mi hijo Miquel, añorarán ese singular “partido paralelo” que también jugaba Andrés Montes.
En los últimos años Andrés Montes tuvo su contribución a los éxitos y promoción de nuestro baloncesto porque entre los muchos valores que la selección sabía trasnmitir, el del sentido del humor era un añadido que se colaba en los hogares conjuntamente con las medallas.
2 comentarios:
Montes siempre viviras en la sonrrisa de los jugones ;) sta es la respuesta a tu gran pregunta "Daimiel!! xk todos los jugones sonrrien igual?" para acordarnos de un tipo como tu
un verdadero crack, jamás podremos olvidarlo,jugón!!!!
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