Pasado el ecuador del Curso el cansancio empieza hacer mella en los alumnos. La presión por conseguir aprobar se cruza en los caminos por la pasión por aprender. Una lucha interna por aplicar ese consejo permanente de vivir esa experiencia con la ilusión de aprender junto a la obligación que cada uno se impone por salir de ahí con la titulación deseada.
Además de conocimiento y calidad en las exposiciones, los “entrenadores – profesores” que han pasado por el Curso nos han transmitido algo todavía más esencial como es la calidad humana. El Curso además de conocimientos está transmitiendo valores y los “grandes” realizan sus ponencias dotándolas de sensibilidad, de reconocimiento tanto a sus anteriores maestros como a sus nuevos receptores.
Sí, la calidad humana se percibe en cada rincón de la universidad, del pabellón, de la residencia. Se percibe entre el alumnado, cansado pero ilusionado, enojado por cuestiones puntuales pero a la vez predispuesto a seguir ese duro pero apasionante camino hacia el “título” final. Y en ese proceso, los tutores de cada uno de los grupos aportan ese valor añadido imprescindible para que todos se sientan más seguros. Ahí esta la suma de un “enorme” en todos los sentidos Mario Madejón, o la fina ironía desde el máximo nivel conocimientos de Ramón Jordana, o un Victor de Tio con esa personalidad capaz de aportar siempre dinámica positiva, de Jota Cuspineda proyectando esa pasión por el baloncesto que lleva dentro, de Ricardo Bandrés que desde la discreción siempre transmite un buen mensaje y como no, del “Lendakari” Carmelo Etxebarría, un tipo que no sólo es de Bilbao, es del ¡centro de Bilbao! Gran equipo, sí señor, brillantemente dirigido por ese “Coach Carter” Miguel Martín empeñado en esa decisiva misión de que funcione como tal.
Pero ojo, que ese grupo es el que se ve, el que convive con los alumnos desde la aulas, el que conduce ese tren hacia su destino. Pero desde la sala de máquinas, desde los rincones escondidos, la tarea de Paloma Romero adquiere un valor incalculable. Siempre con ese talante positivo y solucionando todos y cada uno de los pequeños y grandes detalles que hace que todo sea mejor. Y junto a ella los anfitriones de lujo, colaboradores de altísimo nivel, con tareas de esas oscuras pero nuevamente esenciales como son Anne Peña, Cristina Ortega, Iker Arregui y Mikel Ormaechea, todos mostrando esa predisposición total a sumar.
Queda por delante una semana de Curso y siento la necesidad de transmitir sensaciones porque desde mi privilegiada posición me permito compartirlas con todos. Todos saldremos mejores de este Curso y no sólo por lo que han sido capaces de enseñarnos los maestros sino por el nivel de humanidad que se respira. Cuestión de valores.