Cada uno jugará su Copa y para cada uno de los participantes esa competición tendrá un atractivo especial. Copa del Rey, Copa del Príncipe, Copa LEB Plata, Copa LEB Bronce… La pirámide de nuestro baloncesto permite crear espacios profesionales para sesenta y cinco entrenadores y más de cuatrocientos jugadores nacionales. España ofrece unas privilegiadas posibilidades para el desarrollo deportivo de alto nivel para muchos deportistas, técnicos, preparadores físicos…
Llegan las Copas, con formatos adaptados a las diferentes realidades de cada una de las competiciones. Un paréntesis en las cuatro competiciones, ACB y tres LEBs, en las que están inmersos sesenta y siete equipos, con sus más o menos modestas estructuras y aficiones. Interés local repartido por más de sesenta poblaciones distintas, interés general por el desarrollo global de nuestro baloncesto que además de lo que nos ofrece en casa, nos lleva cada madrugada al mundo de los sueños con nuestros ÑBA.
Un panorama favorable, mejorable seguramente en todos y cada uno de los espacios, en sus formatos, en sus estructuras internas y globales pero, fundamentalmente, un entorno que permite que aparezcan nuevos rostros en los banquillos y que nuestros jugadores, jóvenes y no tan jóvenes, vivan el baloncesto de elite o próximo a la elite con suficientes alicientes como para seguir creciendo.
Llegan las Copas, con formatos adaptados a las diferentes realidades de cada una de las competiciones. Un paréntesis en las cuatro competiciones, ACB y tres LEBs, en las que están inmersos sesenta y siete equipos, con sus más o menos modestas estructuras y aficiones. Interés local repartido por más de sesenta poblaciones distintas, interés general por el desarrollo global de nuestro baloncesto que además de lo que nos ofrece en casa, nos lleva cada madrugada al mundo de los sueños con nuestros ÑBA.
Un panorama favorable, mejorable seguramente en todos y cada uno de los espacios, en sus formatos, en sus estructuras internas y globales pero, fundamentalmente, un entorno que permite que aparezcan nuevos rostros en los banquillos y que nuestros jugadores, jóvenes y no tan jóvenes, vivan el baloncesto de elite o próximo a la elite con suficientes alicientes como para seguir creciendo.
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